Durante muchos años este conjunto de normas ahora derogadas no habían sido necesarias. Pero después de que las operadoras de Internet empezaran a comprar compañías de entretenimiento y medios, se elevó el temor de que usaran la ausencia de una regulación para priorizar su contenido y perjudicar el de sus rivales bloqueándolo o ralentizándolo. Por ese motivo la FCC con el favor de la administración Obama aprobó un conjunto de estrictas normas para proteger la neutralidad de la red hace solo dos años. Ahora todo ese trabajo se derriba.
Quienes se oponen a la neutralidad de la red argumentan que esas reglas nunca fueron necesarias porque Internet funcionaba bien sin ellas. “Internet no se rompió en 2015. No vivíamos en una distopía digital”, ha comentado hoy Ajit Pai, presidente de la FCC. En su opinión el problema de los usuarios es no tener acceso y no que su proveedor bloquee el acceso a un contenido.
Para los partidarios de la neutralidad de la red la eliminación de esta regulación permitirá a los proveedores de Internet controlar el tráfico de forma anticompetitiva, ya que muchas de ellas son propietarias de compañías creadoras de contenido. Por ejemplo la operadora Comcast es la matriz del mayor conglomerado mediático del mundo gracias a la compra de NBCUniversal, mientras que AT&T está luchando en los tribunales para completar la compra de Time Warner, la tercera compañía de medios y entretenimiento más grande del planeta.
Ahora los proveedores de Internet podrían ofrecer a Facebook o Microsoft que pagaran para que su tráfico vaya por un carril rápido. También podrían perjudicar el contenido de Netflix o Disney (que después de adquirir 21st Century Fox controla Hulu), beneficiando así sus contenidos audiovisuales. Y si las compañías se niegan a pagar para que sus datos viajen por un carril rápido o no se vean desfavorecidos, el perjudicado será el cliente, al que siempre se le puede vender un servicio adicional para navegar rápidamente por cualquier contenido, independientemente de quien lo ofrezca.
En la Unión Europea tenemos una reglamentación propia y técnicamente no nos afecta de una forma directa la decisión que hoy se ha tomado en Estados Unidos. Dentro de la Unión se puede dar prioridad a “servicios innovadores” pero sin perjudicar al resto y ofrecer productos zero-rating que no consuman datos de la tarifa. Son dos opciones que no gustan a los defensores de la neutralidad de la red debido al lenguaje jurídico usado.