El cierre de Grooveshark forma parte de un acuerdo entre su compañía matriz y las principales compañías discográficas. La plataforma se compromete a limpiar todos los datos y entregar la propiedad del sitio web, así como las aplicaciones móviles y la propiedad intelectual, incluyendo patentes y derechos de autor.
No es una gran sorpresa que Grooveshark termine bajando la persiana. Después de que un juez dictaminó que la compañía violó los derechos de autor de forma “voluntaria” y con “mala fe” en cerca de 5.000 canciones, los fundadores de la plataforma se enfrentaban a una multa que podría ascender a los 736 millones de dólares.
A pesar de que los detalles económicos del acuerdo no han trascendido, todo parece indicar que Grooveshark no deberá pagar nada.