Desde el 2010 ambos titanes tecnológicos están combatiendo en los tribunales por patentes relacionadas con tecnologías incluidas en la consola Xbox y los smartphones de Motorola, propiedad de Google hasta enero de 2014, cuando la vendió a Lenovo pero manteniendo muchas de sus propiedades intelectuales. Ahora que han arreglado sus disputas fuera de los juzgados ambas compañías se comprometen trabajar de forma conjunta en fortalecer la defensa de la propiedad intelectual.
Esta aventura judicial empezó cuando Microsoft, que afirma que Android infringe alguna de sus patentes, comenzó a exigir en 2010 royalties a todos los fabricantes de teléfonos inteligentes que instalan este sistema operativo. Este fue el inicio de una amarga disputa entre Microsoft, Motorola y Samsung. La primera respondió exigiendo un pago por cada Xbox vendida mientras que la segunda llegó a un acuerdo cuyos términos no fueron revelados.
El asunto con Motorola se complicó cuando Google compró la compañía, pero finalmente todo se ha solucionado fuera de los tribunales. Como diría Frank Underwood: “No existe la justicia. Solo partes satisfechas”.