Conducir es fácil, y al que le guste, toda una gozada. A mí personalmente me encanta conducir, tanto que estoy pensando seriamente el dejar la informática y buscarme algo de trabajo como transportista, o transporte público. Lo que sí puede tener algo de complicación es saber circular, es decir, soltarte en plena ciudad, llena de coches, cedas, pasos de peatones, semáforos y demás. Pero lo que al principio es un estress contínuo de mirar a todas las señales, se convierte en circular hacia adelante donde las señales y demás te entran solas por los ojos, y conduces relajado, y sin forzar el estar atento a todo.
También es importante decir que no es lo mismo conducir en una gran ciudad que en un pueblecito, o incluso, en otros países. Ahora que vivo en Madrid veo como la gente "corre" más de la cuenta (aunque soy el primero que defiende el tema velocidad) por las autovías / autopistas, y cuando bajo a Málaga me da la impresión de que vamos ralentizados (y eso que de 130-140 no baja nadie). Un colega acaba de estar este finde en Galicia, y venía diciéndome que la gente conduce muy lento en autovía y muy rápido en ciudad; me habla de una velocidad constante, 60-65, tanto en ciudad como fuera. Supongo que puede ser por zonas, costumbres, estado de las carreteras... no sé.
Lo que sí que es complicado es conducir en Argentina; yo lo he hecho en Buenos Aires y Mar del Plata, y eso no tiene nombre. Es puro caos, donde no hay ley que ponga orden en la carretera; nadie respeta las normas, el peatón es lo último... miedo me dió.
Y bueno, todo tiene su riesgo. Me he dado cuenta que cuando nos subimos al coche, todos (por generalizar) tenemos la sensación de que conducimos genial (en cuanto a control) y que sabemos responder al instante ante cualquier situación, y no suele ser así. Tarde o temprano nos llevamos un susto a modo de aviso, para que midamos más el respeto por la carretera; el año pasado por estas fechas, tuve un accidente en Mijas, Málaga, en una carretera de pueblo. Llegaba tarde a trabajar, y llevaba delante mía a un chico que no pasaba de 40, y estaba algo atacado por la hora. Mis luces me llevaron a adelantarlo, en una curva hacia la izquierda cuesta abajo, con el peralte cambiado, con lo que al forzar la curva a 70, me repelió y estrellé el coche contra el monte, tras un giro de 180º. Siniestro... pero me sirvió para darme cuenta de que más vale llegar tarde que no llegar. Ahora cuando bajo a Málaga, conduce mi compi de piso, y voy realmente con miedo, porque de 180 no baja... siento ser cabrón, pero si la vida le tiene que dar un susto, espero que no sea cuando voy yo en el coche.
Y bueno, ya está, que no veas que tocho

Conducir es una delicia para el que lo viva y sumamente sencillo. Lo menos fácil es soltarte en una ciudad ante miles de señales, peatones y demás.