Yo hace unos años habría votado Pena de Muerte a pies juntillas sin pensármelo dos veces. Ahora, un poco más maduro y con la cabeza fría, pienso que hay cosas peores que la pena de muerte, algo demasiado rápido.
La pena de verdad es que las condenas no sean lo suficientemente estrictas (tal y como deberían ser) ni se cumplan en su totalidad.
El castigo ideal para mí sería el siguiente:
Una indemización monetaria brutal en función del crimen cometido (hablo de miles de millones en caso de asesinato, crimen...) y vuelta a los trabajos forzados. Digamos que por esos trabajos forzados se paga el mínimo estipulado en la legislación, y van pagando su deuda al estado (y a los familiares) con su trabajo y el dinero que recauden. Por supuesto, de ese salario, les descontaría el precio por la celda, la comida, la ropa, y lo que les quedase, para paliar su sentencia. Mientras tanto, durante ocho horas diarias 365 días al año, picando piedra, asfaltando carreteras o cualquier otro trabajo de ese tipo, para que al final del día no les quedasen ganas de moverse.
Sé que suena a argumento de historia de Ciencia Ficción, pero debe ser deformación profesional.
El caso es que lo que no alcanzo a comprender es por qué a un individuo que ha infringido una ley, asesinado, robado, violado, secuestrado, atentado contra la integridad física o moral de los ciudadanos, debemos de pagarle su estancia en prisión. ¿Alguien me paga a mi el alquiler de mi casa, mi comida, mis pequeños vicios por respetar esas normas? Pues no. Y ojo, que no quiero decir que esté de acuerdo con muchísimas de ellas, pero las acato y las cumplo.
Lo peor de esta sociedad es que la ley ampara al delincuente, y casi sale más rentable inflingirla, que respetarla.
Creo que me he desviado un poco del tema, pero me he quedado a gusto.
Salu2