Miguel Ángel Blanco recibió dos tiros en la cabeza, de rodillas y maniatado
Miguel Ángel Blanco fue asesinado por la espalda, de rodillas, maniatado y con dos tiros a «cañón tocante». El concejal del PP fue consciente en todo momento de su ejecución e incluso supo, según los médicos, que le habían disparado un primer tiro en la cabeza.
La declaración vía videoconferencia de los tres forenses de la Audiencia Provincial de San Sebastián que practicaron la autopsia al concejal del PP centró la segunda y última sesión del juicio en la Audiencia Nacional por el asesinato del edil de Ermua, que ayer quedó visto para sentencia. El fiscal mantuvo su petición de 50 años de cárcel para Javier García Gaztelu, Txapote , e Irantzu Gallastegi, Amaia , supuestos autores materiales del atentado.
Los especialistas -que declararon como peritos en la vista oral contra Txapote y Amaia- insistieron en que Blanco fue ejecutado con dos disparos «a muy corta distancia», probablemente «con el arma encima de la piel». Sin embargo, relataron los médicos, no fue una muerte rápida. Los terroristas, a pesar de tener armas de mayor calibre, utilizaron una pistola de 22 milímetros, una munición muy pequeña. El primer minúsculo proyectil no causó más allá que «una fractura ósea» en el cráneo del malogrado edil, una lesión que no lo dejó inconsciente.
Más secuestros
Blanco fue el único concejal del PP asesinado tras ser secuestrado, pero ETA tenía intención de repetir esta operación con otros políticos populares, según los responsables de los servicios de Información de la Guardia Civil que ayer prestaron declaración en la Audiencia Nacional.
En la época en que sucedieron los hechos, la Guardia Civil había interceptado dos cartas del entonces jefe de militar de ETA, Javier Arizkuren Ruiz, Kantauri , en las que daba «instrucciones concretas» a los comandos Andalucía y Vizcaya para que secuestraran a concejales del PP y los asesinaran 48 horas después, una vez que el Gobierno, como era previsible, no cediera al ultimátum para acercar presos etarras al País Vasco.
Los responsables antiterroristas, que insistieron en que fue Kantauri quien ordenó el asesinato de Blanco, aseguraron que los liberados del comando Andalucía llegaron a planear «algo similar» a lo ocurrido en Ermua: tenían previsto secuestrar a un concejal del PP de Nerja (Málaga) e, incluso, habían localizado un cañaveral para esconder al edil las 48 horas anteriores a asesinarle. También en Álava intentaron otro secuestro similar.
Tras escuchar a los forenses y guardias civiles, el fiscal Miguel Ángel Carballo reiteró en su informe final la petición de 50 años de cárcel para cada uno de los dos procesados y calificó el atentado contra Blanco como la «esencia del terrorismo» por la repercusión y el «sufrimiento» que causó en todos los españoles.
Ni la descripción del asesinato ni las duras palabras del fiscal conmovieron a Txapote, quien pasó toda la sesión hablando con su novia. En su alegato final lanzó una soflama en vasco: «No vamos a parar hasta que se libere Euskal Herria».