Jugar como local en Europa ha perdido muchísimo peso porque los estadios no son la olla a presión que eran antes (o que más bien se permitía que fuesen).
Los futbolistas en Europa juegan especialmente cómodos más allá de los típicos insultos que se sueltan en los estadios, pero vamos, que nada es comparable a lo de antaño (hablo del siglo XX para atrás y, tal vez, la primera década del siglo XXI aunque ya con mucha menos intensidad).
Ni hablemos cuando se viajaba a la antigua Yugoslavia, a Turquía, a Grecia... años 70, 80 y 90.
Por supuesto, hablo del fútbol de élite a nivel profesional.
Sobre el partido de hoy: el Barça es una mierda defensivamente hablando, por lo que su única posibilidad de meterse en la final es que el partido sea una locura de goles en la que se termine imponiendo porque Lamine, Raphinha y Lewandowski estén iluminados esta noche. Pero de que le van a caer mínimo dos goles interistas no tengo ninguna duda.