Stern von Afrika escribió:Voy a volver a pegar aquí un texto que dejé hace tiempo en el foro porque estas discusiones son recurrentes. Es largo y duro, pero sé que te gustan esas cosas.
Para empezar, desde 1959 en Afganistán las mujeres dejaron de estar obligadas a llevar velo y podían asistir a la escuela y la universidad. En 1965 fueron reconocidos los partidos políticos y se celebraron elecciones. En 1969 se organizó un segundo escrutinio.
Según 
Michael A. Barry, aquel régimen monárquico "estaba lejos de ser perfecto: altivo, privilegiado y a menudo corrupto. Pero también estaba lejos de ser el abismo de barbarie que a los comunistas afganos les gustaba pintar. Además, la realeza había abolido la tortura en 1905 e incluso los castigos corporales previstos por la Shariah habían caído en desuso: 
el régimen comunista significó en este aspecto una regresión salvaje".
Daud dio un golpe de Estado en 1973 que triunfó gracias al apoyo de los comunistas. Se suspendieron las libertades constitucionales y se inició una primera fase de represión instigada por los comunistas. Sin embargo, a partir de 1975 Daud se distanció de los comunistas y la URSS, así que fue depuesto en 1978, en la “Revolución de Abril” o “Revolución de Saur” (ya se sabe que algunos, cuando quieren, a los golpes de Estado los califican de “revoluciones”). Dice Barry: "El Afganistán de antes de 1978 era un Estado laico que no toleraba en absoluto la oposición integrista musulmana, oficialmente neutro y complaciente con la Unión Soviética, cuyas fronteras no cuestionaba, como tampoco la dominación impuesta a otros musulmanes. (...) Afirmar que la URSS se adelantó para bloquear el ascenso del integrismo musulmán carece de sentido. Al derrocar a Daud, más bien fortaleció el conflicto islámico, que hasta entonces había tendido a subestimar. Como mucho, el golpe de Estado comunista se aceleró para impedir que Afganistán escapara a última hora al control de la URSS".
Es probable que la revolución de abril de 1978 no fuera patrocinada por la URSS, pero es que el artículo que he enlazado no dice una sola palabra acerca de la sangrienta represión que los comunistas llevaron a cabo en Afganistán tras el golpe y que se llevó por delante a muchos miles de personas. 
Daud y su familia fueron eliminados. 
Hubo una purga de militares no comunistas que causó 3.000 muertos. La represión contra los partidarios del antiguo régimen ocasionó cerca de 10.000. Y fueron encarceladas por razones políticas entre 14.000 y 20.000 personas.
No sé cuál fue el primer gobierno que reconoció al nuevo régimen, dirigido por Taraki ([url="https://elpais.com/diario/1978/05/02/internacional/262908013_850215.html"]EL PAÍS debería aclararse[/url]), pero me da igual. Ya en 1978 estallaron las primeras revueltas de protesta. Frente al rechazo generalizado de la población, los comunistas, ayudados por consejeros soviéticos, respondieron con una política de terror. 
Y sí, es posible que la URSS no organizara la revolución, pero en cuantito se estableció en Afganistán un régimen comunista, el país se llenó de "consejeros" soviéticos. En abril de 1979, el primer ministro Amín (que unos meses después asesinaría a su camarada Taraki), admitía la presencia en su país de [url="https://elpais.com/diario/1979/04/12/internacional/292716006_850215.html"]1.100 de estos consejeros soviéticos[/url]. Unos "consejeros" que, aunque tú digas que estaba  haciendo turismo (ya que los comparas con los españoles que se pasean por Franciao Portugal) participaban en la represión. En abril de aquel mismo año, los comunistas asesinaron a toda la población masculina del pueblo de Kerala: más de mil personas de todas las edades. Y parece que ahí sí había ya patrocinio soviético[url="https://elpais.com/diario/1980/02/06/internacional/318639622_850215.html"]sí había ya patrocinio soviético[/url].
Escribe Barry: "
En marzo de 1979, el pueblo de Kerala fue el Oradour-sur-Glane de Afganistán: se reunió a toda la población masculina del pueblo, es decir, a 1.700 adultos y niños, en la plaza del pueblo y se les ametralló a quemarropa; los muertos y los heridos fueron enterrados unos encima de otros en tres fosas comunes con una máquina excavadora. Las mujeres contemplaron horrorizadas durante mucho rato cómo temblaban los montículos de tierra, pues los enterrados que seguían con vida trataban de salir. Luego nada. Todas las madres y las viudas se marcharon a Pakistán. Patéticas, "contrarrevolucionarias-feudales-vendidas-a-los-intereses-chinos-y-americanos", ofrecieron su testimonio entre gemidos de dolor desde sus chozas de refugiados".
Los comunistas afganos solicitaron cada vez más ayuda de la URSS. También en marzo de 1979 la aviación soviética bombardeó la ciudad de Herat, que acababa de caer en manos de los insurrectos. En tu artículo se habla de las barbaridades cometidas por estos, pero no se dan detalles acerca de la "represión" posterior (que aparece escrita así, entrecomillada). 
Pues resulta que el bombardeo y la represión posterior causaron miles de muertos (según algunas fuentes, hasta 25.000). La cárcel de [url="https://es.wikipedia.org/wiki/Prisi%C3%B3n_Pul-e-Charkhi"]Pul-e-Charkhi[/url], al este de Kabul, se convirtió en campo de concentración. Sayyed Abdullah era el director del campo, y explicaba a los presos que estaban allí "para que os convirtamos en basura". La tortura era habitual, cada noche se ejecutaba a varios cientos de presos (en ocasiones enterrándolos vivos en el "pozo negro" -la letrina-). En septiembre de 1979 se había eliminado a 12.000 presos. En un método típicamente estalinista, el 15 de agosto de aquel año se detuvo a 300 miembros de la etnia de los hazares, sospechosos de prestar apoyo a la resistencia. A 150 se les enterró vivos con excavadoras, y a la otra mitad se les roció con gasolina y se les quemó vivos. Sayyed Abdullah proclamaba que "sólo dejaremos a un millón de afganos vivos, es suficiente para construir el socialismo".
Mientras, en septiembre Taraki fue eliminado por su rival dentro del partido comunista (PDPA, Partido Democrático del Pueblo Afgano), Amín. Oficialmente murió por enfermedad a su regreso de un viaje a la URSS. Por entonces había en Afganistán 5.000 consejeros soviéticos. Al cabo de un año del golpe de Estado comunista, 
las purgas habían causado la muerte de al menos 40.000 personas, y la represión y los bombardeos contra los campesinos, unas 100.000. Otras 500.000 habían huido de las matanzas.
Pese a todo, como los comunistas no conseguían imponerse, el 27 de diciembre de 1979 los soviéticos invadieron el país (operación “Tormenta-333”). Entre otras cosas asesinaron a Amín, que fue sustituido por Karmal. A inicios de 1980 había cerca de 100.000 soldados soviéticos en el país.
Más allá del afán altruista por parte de los comunistas en modernizar el campo y la economía, así como en crear escuelas infantiles públicas, alfabetizar a miles de mujeres e introducirlas al ámbito de la educación y la sanidad, como dice tu artículo en un alarde propagandístico tan obvio que solo un fan de los más acérrimos entre los más acérrimos podría tomárselo en serio a estas alturas de la peli, lo cierto es que los soviéticos y los comunistas afganos nunca llegaron a dominar más del 20% del país, y lo que de verdad les interesaba era controlar las principales vías de comunicación y ciudades, así como las zonas ricas en cereales, gas y petróleo, cuya producción se destinaba a la URSS. Pero oye, si te quieres quedar con que allí los comunistas se hicieron con el poder a sangre y fuego para escolarizar a las niñas, pues ea, para ti la perra gorda. Yo sigo.
La semana del 27 de abril de 1980 los estudiantes afganos se declararon en huelga para celebrar a su manera el aniversario del golpe de Estado. 
Durante las manifestaciones se asesinó a sesenta estudiantes, según Amnistía Internacional. La huelga duró un mes, durante la cual muchos estudiantes fueron encarcelados y torturados.
El ejército afgano sufría una cantidad apabullante de deserciones: en 1978 tenía 80.000 hombres, y dos años más tarde, apenas 30.000. En vista de ello, en marzo de 1983 se decretó la movilización general y 
chavales de quince años fueron enrolados a la fuerza. Los soldados soviéticos enviados allí procedían sobre todo de las repúblicas periféricas: Ucrania y los Países Bálticos. Como mínimo fueron allí 600.000 reclutas, de los que murieron más de 30.000. Era frecuente que aquellos soldados sucumbiesen alcohol y las drogas, o que acabasen en psiquiátricos o transformados en delincuentes. 
La KGB (y esto viene a cuento de lo del opio) organizó un tráfico de drogas cuyos beneficios superaron a los del Triángulo de Oro.
A finales de 1980 había más de un millón de refugiados. A inicios de 1983 ya eran tres millones. En 1984, más de cuatro millones (sobre una población total de quince millones). Llegarían a ser cinco millones al final de la guerra. 
A esos refugiados que huían de Afganistán había que sumar los llamados "refugiados del interior", que abandonaban sus pueblos para escapar de la guerra y la represión, y cuyo número era de dos millones, aproximadamente. Según Amnistía Internacional, los refugiados que abandonaron Afganistán constituyeron 
"el grupo más numeroso a nivel mundial".
El 13 de septiembre de 1982, en [url="https://en.wikipedia.org/wiki/Padkhwab-e_Shana_massacre"]Padjwab-e Shana[/url] (al sur de Kabul), 
105 aldeanos fueron quemados vivos por los soviéticos. En Jasmam un centenar de civiles murieron en similares condiciones. 
Cuando un convoy soviético llegaba a un pueblo, lo bombardeaba primero con artillería. Después se bloqueaban todas las salidas y los soldados entraban para buscar “enemigos”. Con frecuencia abatían a mujeres (después de violarlas), niños y viejos y, por supuesto, robaban todo lo que podían. No hacían prisioneros. Y en las expediciones de castigo no mataban a tiros a las mujeres y los niños: los encerraban en una habitación y arrojaban granadas. Hubo mujeres lanzadas desnudas desde helicópteros y pueblos enteros arrasados en venganza por la muerte de un soldado soviético. En represalia por un ataque a un convoy, el 13 de octubre de 1983 los soviéticos asesinaron a los habitantes de los pueblos de Kolshabad, Mushkizai y Timur Qalacha. En total, 126 asesinados: 40 en Timur Qalacha (100% de la población), 51 en Kolshabad y 35 en Mushkizai. 
La mayoría eran mujeres y niños (50 mujeres y 26 niños). El 17 de abril de 1985 los soviéticos destruyeron varios pueblos en la región de Laghman, matando a cerca de 1.000 personas.
A veces los soviéticos iban directamente a por los niños, ofreciéndoles “regalos” como juguetes trampa que arrojaban desde los aviones.
Sembrando el terror, los soviéticos esperaban acabar con la resistencia.
La aviación soviética empleaba contra la población civil napalm, fósforo y gases tóxicos. Por su parte, los soldados arrojaban sustancias tóxicas en las fuentes de agua potable provocando así la muerte de seres humanos y ganado. Y a la vez, se enviaba a soldados afganos a desactivar minas o a puestos avanzados.
En los últimos años de la ocupación, antes de replegarse, 
los soviéticos se dedicaron a asesinar a los refugiados. Según relataba Amnistía Internacional, “grupos de hombres, mujeres y niños que escapaban de sus pueblos se vieron sometidos por las fuerzas soviéticas a intensos bombardeos en represalia por los ataques de la guerrilla. Entre los casos mencionados estaba un grupo de un centenar de familias del pueblo de Sherjudo, en la provincia de Faryab, al extremo noroeste del país. El grupo fue atacado en dos ocasiones en el curso de su huida de más de quinientos quilómetros hasta la frontera paquistaní. Durante el primer ataque, en octubre de 1987, las fuerzas gubernamentales los cercaron y mataron a 19 personas, entre las cuales había 
siete niños menores de seis años. Quince días después, unos helicópteros abrieron fuego sobre el grupo y mataron a cinco hombres”.
Los soviéticos sembraron en Afganistán veinte millones de minas antipersonales. Estas mutilaron al menos a 700.000 personas, y todavía hoy siguen causando víctimas.
La policía secreta afgana era el JAD (Servicio de Información del Estado), que equivalía a la KGB. Practicaba la tortura y el asesinato a gran escala. 
En 1986 la ONU publicó un informe en el que calificaba al JAD de “máquina de torturar”. Entre otras cosas, el documento decía: “En cuanto a la naturaleza de las torturas, al informador especial se le proporcionó información acerca de la práctica de una larga serie de técnicas de tortura. En su declaración, un veterano oficial de policía de seguridad enumeró ocho tipos de tortura: por electroshock, generalmente aplicado sobre las zonas genitales de los hombres y en los pechos de las mujeres; se les arrancaba las uñas y se les aplicaba corriente eléctrica; a los presos se les prohibía hacer sus necesidades, de manera que al cabo de cierto tiempo se veían obligados a hacerlo en presencia de otros detenidos (…); se les introducía trozos de madera en el ano a los hombres, especialmente a los presos más respetados y de más edad; a ciertos presos se les arrancaba la barba, en particular a hombres mayores o personalidades religiosas; otra tortura consistía en obligar al preso a abrir la boca apretándole en el cuello para orinar dentro; se usaban perros policía contra los detenidos; se les colgaba por los pies durante un tiempo determinado; se violaba a las mujeres, a las que se mantenía con las manos y pies atados y se les introducía en la vagina toda clase de objetos.” Según Amnistía Internacional, a las torturas físicas se añadían las psicológicas: simulación de ejecución, violación de un familiar en presencia del preso o falsa liberación. Los consejeros de la KGB participaban en los interrogatorios y colaboraban con lo verdugos.
Se eliminaba sistemáticamente a cualquier persona susceptible de convertirse en una “amenaza” para el régimen. 
En 1986 Karmal fue sustituido por Mohammed Najibullá, que se hacía llamar “camarada Najib” para evitar la referencia a Alá, y que volvería a ser Najibullá cuando fue necesario promover la reconciliación nacional al caer el régimen soviético. Najibullá dirigió el JAD entre 1980 y 1986, y fue felicitado por ello por Andropov, quien a su vez había sido dirigente de la KGB. 
Najibullá, el de la reconciliación nacional, firmó la ejecución de 90.000 personas en seis años. Además, él mismo participaba en las torturas que ordenaba.
Este Najipullá es el que el autor de tu artículo lamenta que fuera ejecutado "salvajemente".
Se raptaba a niños y se les enviaba a la URSS para convertirlos en espías y que se infiltrasen en la resistencia. Los niños que no colaboraban eran asesinados. En total, 30.000 niños afganos de entre seis y catorce años fueron enviados a la URSS. A los padres que se atrevían a protestar se les consideraba resistentes y se les encarcelaba.
En los años sesenta Afganistán experimentó un proceso desarrollo económico y de modernización y un principio de funcionamiento democrático. 
La influencia comunista acabó con todo eso. Hundió el país en una guerra civil, y su economía se transformó en una economía de guerra, esencialmente orientada en provecho de la URSS (de hecho es lo mismo que ocurrió en Rusia a partir de 1917). Se organizaron redes de tráfico de armas, drogas, etc. El país quedó arruinado, y arrasado por los bombardeos. Más de cinco millones de personas abandonaron Afganistán en dirección a Pakistán e Irán, para acabar viviendo en condiciones miserables. Hubo entre un millón y medio y dos millones de muertos, el 90% civiles. Y entre dos y cuatro millones de heridos. La influencia directa e indirecta de la intervención soviética en el auge de los movimientos islamistas es incontestable.
Afganistán iba por la senda del progreso, y acabó transformado en un país donde la cultura de la guerra y la violencia son sus únicos referentes.
En cualquier caso, y como suele ocurrir, el error está en ver todo esto en clave de buenos y malos. Como bien dice [url="https://www.elmundo.es/la-aventura-de-la-historia/2015/11/18/564c9f1c268e3e2f768b45f6.html"]este artículo que ya he puesto varias veces por aquí[/url], los comunistas afganos, con su reforma agraria y su sangrienta represión, "provocaron a su vez una oposición encarnizada por parte de elementos tradicionalistas del campesinado". Los yanquis, prestos a apoyar a cualquier enemigo del comunismo, se pusieron del lado de los elementos tradicionalistas esos, muchos de los cuales serían yihadistas radicales con el tiempo. Y la URSS del de los comunistas, claro. E insisto en que los comunistas afganos eran unos carniceros que llegaban incluso a matarse entre ellos (a Taraki lo asesinó Amín, y luego a este se lo cargó Karmal). Pero lo que provocó una gran reacción antisoviética en el mundo musulmán fue la invasión de Afagnistán. Como dice el artículo: 
"la invasión de Afganistán de 1979 fue la primera vez desde la caída de los imperios europeos que una nación extranjera invadía un país de mayoría musulmana". Y para acabar, el artículo da plenamente en la diana hasta en su frase final: "Los soviéticos provocaron la construcción y el éxito del salafismo internacional saudí, mientras que los americanos no supieron entender la verdadera naturaleza ni el peligro que entrañaba". Amén.
Me ha faltado añadir que no hay ningún país de los muchos que fueron invadidos por la Unión Soviética que eche de menos a los invasores. Ni uno. No solo eso, sino que la tendencia de varios de ellos después ha sido inclinarse hacia el nacionalismo, el populismo de derechas o, en el caso de Afganistán, hacia el islamismo radical. Acción y reacción, tercera ley de Newton. Muchas gracias, Unión Soviética.