Tres años después de Amnesia: Rebirth (2020), una entrega protagonizada por la joven Tasi Trianon que en 1937 se despierta en pleno desierto en Argelia, llega Amnesia: The Bunker. En esta entrega de la saga de terror y supervivencia los jugadores son transportados a la Primera Guerra Mundial (1914-1918) para ponerse en la piel de Henri Clément, un soldado francés que se encuentra abandonado a su suerte en un desolado búnker. A su disposición tiene un revólver con una bala, una linterna de dinamo que hace más ruido del deseado, las provisiones que encuentre bajo tierra y todo aquello que consiga fabricar sobre la marcha.
Henri no está solo en el búnker. Además de compañeros muertos, de los que se puede aprovechar todo lo que haya dejado antes de sufrir el fatal desenlace, y ratas de generosas dimensiones, a nuestro protagonista lo persigue una amenaza omnipresente que reacciona a todos sus ruidos y movimientos. Cómo enfrentarse a ese y otros peligros que acechan en la oscuridad dependerá de cada uno y de los recursos disponibles. El objetivo final es salir con vida del búnker y un buen primer consejo es no permitir que las luces se apaguen.
Para lograr escapar hay que explorar y experimentar. Averiguar qué sucede bajo tierra y encontrar respuestas a varias preguntas, incluyendo qué les ha pasado a los demás soldados, a dónde han ido todos los oficiales y qué es la criatura que acecha desde las sombras. A medida que jueguen, los jugadores se familiarizarán con los recovecos del mapa, pero hay que tener en cuenta que el mundo semiabierto y no lineal de Amnesia: The Bunker es dinámico y que la amenaza omnipresente tiene un comportamiento imprevisto.
Una de las claves para la supervivencia es la adaptación. Las decisiones del jugador cambian la respuesta del juego, las acciones tienen consecuencias, existe la aleatorización y la criatura que se esconde en la oscuridad es imprevisible, motivos por los cuales Frictional Games promete que “ninguna partida será igual”.
