Este fin de semana conocíamos la noticia de que, por primera vez, un tribunal europeo obligaba a un proveedor de Internet a filtrar los intercambios P2P presuntamente ilícitos. Se trata de la conclusión de un juicio del que ya os hablamos en su día, en el que la sociedad de autores belga demandó a Tiscali por no evitar estas descargas.
Y mientras tanto, en España se presentaba Omemo, un nuevo concepto P2P que pretende revolucionar la forma en la que los internautas comparten archivos. Funciona como un gran disco duro virtual en el que podremos acceder a todos los contenidos compartidos, pero en ningún momento sabremos qué contenidos tenemos o de quién descargamos, ya que todos los archivos se trocearán en pequeñas partes de 64KB que se distribuirán entre los usuarios. Tampoco se podrán borrar contenidos de la red, pero los usuarios podrán votar negativamente los archivos inadecuados, creando una gigantesca red social invulnerable a la censura.