Esta venta que reportaría a Sony 146,5 millones de dólares, no hace más que continuar la frenética descarga de propiedades por la que está pasando la compañía dirigida por Kazuo Hirai. En enero de 2013 ya se vendió su sede en los Estados Unidos situada en el 550 de Madison Avenue de Nueva York por 1.100 millones de dólares, y hace justo un año se desprendía de su edificio de oficinas y locales de Osaka por 928 millones de euros.
El edificio que ahora está tratando de vender Sony alberga en la actualidad el negocio médico y otras operaciones no relacionadas con la electrónica de consumo. El hecho de desprenderse de su primer edificio, el sitio donde los fundadores de Sony, Masaru Ibuka y Akio Morita establecieron su laboratorio de ideas, envía según el Wall Street Journal un mensaje de que no existen vacas sagradas a la hora de realizar esfuerzos para la reestructuración.
Además de vender edificios como parte de su plan para aliviar pérdidas, Sony Electronics anunció esta semana el cierre de 20 tiendas en Estados Unidos de América, lo que supondrá la pérdida de su puesto de trabajo para 1.000 personas. Esta reestructuración también ha provocado que la compañía haya vendido su división de ordenadores Vaio al inversor japonés Japan Industrial Partners y escindido de su negocio de televisores para que opere como un subsidiario independiente.