Según reveló en una presentación ante los reguladores el pasado martes, LG afirma que la decisión viene precedida por la disminución de la demanda de televisores de plasma, que ya solo representan un 2,4% de sus ingresos del 2013. Los televisores LCD se han comido la mayor parte del mercado y la muerte del plasma era algo fácil de anticipar.
“Queríamos mantener la fabricación durante el mayor tiempo posible.”, dijo el portavoz de LG Ken Hong a Reuters. “Pero por mucho que lo intentásemos simplemente ya no era un negocio”.
Además de un mercado global rendido a la tecnología LCD y LED, el plasma es técnicamente incapaz de ponerse al día con los avances en las resoluciones de pantalla, cuando la industria tiene al 4K como nuevo caballo de batalla. A pesar de ser más caros de fabricar, emitir más calor y consumir más electricidad, a los televisores de plasma siempre les quedará, debido a su calidad, el aprecio de sus propietarios.