Las ventas de consolas y videojuegos (se distribuyeron casi 6 millones de PS4 tan sólo durante la campaña navideña) y la reducción de costes en las divisiones de la compañía dedicadas a la fabricación de componentes electrónicos como cámaras y baterías para dispositivos móviles han servido para dar la vuelta a unos resultados que en los últimos años se resentían por la transición entre generaciones de consolas y la caída de las ventas en electrónica de consumo y dispositivos móviles frente a sus competidores.
La subida de un 11% hasta los 1.536 millones de euros de su beneficio operativo ha superado la estimación de 1.330 millones que los analistas habían fijado para la compañía, que junto con el descenso de las ventas en el mercado de smartphones de gama alta y la ralentización del mercado móvil chino habían conducido a un descenso del 16% en la valoración de sus acciones a lo largo del año.
A los buenos resultados han contribuido también las divisiones de películas, que con la taquilla de Spectre y Hotel Transylvania 2 ha crecido un 27% hasta rozar unos ingresos de 2.000 millones de euros (el área de videojuegos ingresó 4.400 millones), y la distribuidora Sony Music, que mejoró sus ingresos por ventas en un 8%.
La compañía no ha modificado sus previsiones de resultados para el ejercicio, probablemente como medida de cautela debido al menor impacto que las ventas de videojuegos tienen en el trimestre restante, pero aun así de cumplirse estas cifras supondrían un beneficio neto de más de 1.000 millones de euros y el primer ejercicio con resultado positivo de la generación actual tras las pérdidas de los tres anteriores. La consolidación de sus divisiones relacionadas con los videojuegos en Sony Interactive Entertainment que vimos anunciada esta semana respondía también fundamentalmente a un deseo de impulsar este departamento como clave en el futuro de la multinacional.