Google toma esta decisión solo en Europa por una simple razón. El pasado verano la Unión Europea impuso a la compañía una multa de 4.340 millones de euros por su dominio sobre Android y obligar a los fabricantes a instalar su buscador y Chrome antes de poder acceder a Play Store. La sanción ha sido recurrida por Google, pero mientras el proceso sigue su curso y para evitar males mayores la compañía acata y demuestra cómo sería su modelo en caso de que la Unión Europea se termine saliendo con la suya.
Hasta ahora los fabricantes tenían que preinstalar la búsqueda de Google y Chrome, dos servicios que según la tecnológica financian el desarrollo y distribución gratuita de Android, en sus dispositivos a cambio de poder licenciar Play Store sin coste alguno. Pero la Unión Europea obliga a separar estos elementos, así que Google decide cambiar su modelo de negocio. A partir del 29 de octubre de 2018 cobrará a los fabricantes de dispositivos Android por el acceso a Play Store y dejará a su elección la preinstalación o no del motor de búsqueda y el navegador.
La compañía no ha detallado el precio de la licencia de Play Store, pero ha descrito el cargo como “modesto” y “sostenible” para los fabricantes. Queda por ver si terminará repercutiendo en el precio de los teléfonos y tabletas. Como parte de esta nueva iniciativa Google también permite a los fabricantes instalar sus aplicaciones en los teléfonos inteligentes y tabletas con bifurcaciones de Android, siempre y cuando los dispositivos se pongan a la venta dentro del Espacio Económico Europeo (EEE).