El sistema europeo de navegación Galileo cae y lleva días sin funcionar

Alejo I
El lanzamiento de Galileo en 2016 supuso un hito en la historia de la Agencia Espacial Europea (AEE/ESA) y la menos conocida Agencia Europea GNSS (GSA), encargada de gestionar sus servicios. Este sistema de navegación abierto a usuarios comerciales se postula como alternativa al GPS estadounidense, al ruso GLONASS y al chino Beidou, valiéndose principalmente de su superior precisión. Algo menos de tres años después de su activación, se enfrenta a su primera gran crisis.

Según comunicó el pasado viernes la GSA, Galileo está experimentando "una interrupción temporal" de los servicios de navegación y timing. Según la nota oficial, esto implica que "puede que las señales no estén disponible o que no cumplan los niveles de rendimiento mínimos [...] por lo tanto, deberían ser utilizado por cuenta y riesgo del usuario". Dicho comunicado fue emitido después de que el jueves se avisara de posibles complicaciones. Las dificultades técnicas se mantienen a día de hoy.

Aunque ya activado para clientes comerciales, Galileo todavía se encuentra en fase de piloto. Esto quiere decir que aún no debería ser utilizado para funciones críticas. En cualquier caso, cuatro días de caída suponen un golpe importante para la iniciativa.

Vídeo promocional de Galileo

Según fuentes consultadas por la publicación de la industria Inside GNSS, el origen de los problemas se encontraría en las instalaciones Precise Timing Facility de Italia, donde se gestionan y sincronizan los relojes de Galileo.

Afortunadamente, las dificultades de Galileo no afectan al servicio de Search and Rescue (SAR), diseñado para localizar a usuarios en situaciones de emergencia. El SAR de Galileo forma parte de la tecnología eCall, presente en todos los coches comercializados en la UE desde marzo de 2018. Gracias al sistema eCall, un vehículo que haya sufrido un accidente grave es capaz de enviar una señal de socorro utilizando el posicionamiento de Galileo.

Actualmente Galileo tiene desplegada más de la mitad de los satélites que formarán su constelación final, con 30 aparatos inicialmente previstos para 2020. Entre sus principales ventajas figuran un margen de error de un metro en modo abierto (soportado esencialmente por todos los smartphones modernos, aunque ahora deban usar otras redes) y de solo un centímetro para los usuarios comerciales, que también disponen de cifrado de datos. Para la Unión Europea es además una cuestión de prestigio y autonomía tecnológica, puesto que se busca eliminar con él la dependencia en sistemas extranjeros como el GPS, que acarrean sus propias limitaciones y condiciones de uso.
Fuente: GSA