Retroakira escribió:Creo que no tienes ni puta idea de la vida en sus países de origen.
Creo que lo de "yo nunca iría a vivir a otro sitio" demuestra lo que acabo de decir. Si estuviesemos en guerra, sin trabajo, sin comida, veríamos si emigrabas a otro país para "invadirlo" o te quedabas en tu suelo patrio.
Yo creo (ejem, estoy convencido) que tú sí que no tienes ni idea de las circunstancias ni de la realidad de esos países y de esas personas.
La idea clásica de que los inmigrantes vienen en busca de oportunidades, huyendo de una vida miserable e indigna y que nosotros los acogemos y les proporcionamos lo que buscan es algo bonito, un pensamiento reconfortante; pero en mi opinión, terriblemente simplista y equivocado. La imagen del niño ruandés famélico y moribundo no corresponde en absoluto a la realidad de nuestra inmigración. Eso sí, resulta un icono y un arma arrojadiza
directo-a-la-conciencia inmejorable. Pero no cuela.
Conozco a varias personas que han pasado algún tiempo en algunos de los países que más inmigración nos remiten, algunas colaborando en ONG's, otras simplemente de vacaciones; y todas coinciden en la visión general: 1º, la solución a sus problemas está en sus manos, pero son sociedades en las que nadie mueve un dedo por cambiar nada; y 2º, la imagen que tienen de la vida que les espera aquí está muy equivocada y tergiversada. De hecho, varias de estas personas dicen haber disuadido a más de uno de su intención de emigrar tras haber hablado sobre el estilo de vida que les esperaría aquí (trabajar todo el día, toda la semana, dificultades para encontrar un techo, presio de la vida...).
Que quede claro que no entro en valoraciones morales sobre la inmigración. Sólo digo que muchos de los supuestamente poderosos argumentos que damos por hechos y que utilizamos sin cuestionar en estas argumentaciones -ya sean éstas a favor o en contra- merecen una profunda reflexión. No se puede hacer un análisis o emitir un juicio acertado (o siquiera válido) partiendo de una base equivocada.