vik_sgc escribió:Primero. Estás citando hipertextual (

), no un artículo de Einstein. Segundo, Einstein se tomaba el entrelazamiento cuántico como una acción fantasmal que no debía existir y que era puramente matemática. Se lo tomaba como una consecuencia irreal de la física cuántica y lo usaba como argumento para criticar una interpretación literal de la teoría. Einstein no descubrió experimentalmente el entrelazamiento y de hecho para él era una aberración porque para él implicaba que la información podría viajar instantáneamente violando la teoría de la relatividad. Muchísimo más tarde se descubrió que Einstein estaba equivocado, que el entrelazamiento puede existir y que la mecánica cuántica parece ser correcta hasta sus últimas consecuencias. De nuevo, oyes campanas y no sabes donde.
Fue en el año 1935, Einstein y dos de sus colaboradores publicaron un artículo destinado a cambiar la comprensión de la teoría cuántica. En él señalaban un curioso fenómeno, perfectamente permitido dentro de la teoría, y que a sus ojos demostraba que la cuántica no podía estar bien. Quizá no estaba mal específicamente, pensaba, solo le faltaba alguna pequeña pieza necesaria para que todo encaje. Ese fenómeno es lo que hoy conocemos como entrelazamiento.
Einstein no es que pensara que es irreal, ya que las fórmulas matemáticas apuntaban en otra dirección. Sino que el pensaba que los resultados debían dar respuestas exactas a la realidad y no solo probabilidades.
Esta situación, en la que un objeto cuántico muestra muchos valores de alguna propiedad, se llama superposición, y es un rasgo fundamental de la teoría cuántica. En realidad se pudiera decir decir que es una consecuencia natural de difuminar la diferencia entre onda y partícula. Las partículas clásicas son puntitos, y un puntito sólo puede estar en un sitio y tener una velocidad, pero si permitimos que esa partícula se “extienda”, sus propiedades pueden ser más ricas, más complejas, y pueden ser diferentes a las de las partículas clásicas.
[quote=vik_sgc"]No. No eran sus creencias. Estás citando un artículo de tendencias que no cita nada más. Estás citando un "artículo" lleno de palabrería que mezcla las palabras cuántica y entrelazamiento para hacer clickbait. Pero ese artículo no transmite información real. Deja ya de escudarte en nombres importantes, porque si ese artículo no nombrase a Bohm al principio (con su deslumbrante mención al experimento Bohm-Aharanov que ni sabes lo que es pero que añade glamour) el cambio sería nulo, puesto que realmente no dice nada con sentido. No hay nada que respetar ahí. De hecho, el que no respeta es el que escribe el artículo, que se escuda en el nombre de Bohm para decir chorradas.
Bohm sí creía en que la conciencia del ser humano debía tener una componente cuántica. Estoy de acuerdo. Pero subrayo el creía. No es un postulado. No es ciencia. Es una creencia. No hay pruebas científicas de tal cosa. De hecho a la inversa. El cerebro humano funciona con "objetos" que es imposible estén entrelazados en ese contexto. Básicamente porque el entrelazamiento es muy delicado. Ya de por sí la temperatura juega en contra de esta teoría. Tenemos que bajar a decenas de mK para poder mantener entrelazamiento entre objetos puramente cuánticos, no digamos ya entre neuronas. ¿Que es intrigante? Sin duda. Pero por ser un científico brillante no tiene porque estar en lo correcto automáticamente. Mira como Einstein estaba equivocado al considerar que la idea de entrelazamiento era una aberración matemática sin sentido. Por cierto, decir que el cerebro humano o el alma tienen un origen cuántico no es un "postulado sobre la física cuántica". No dice nada respecto a la teoría. En todo caso es intentar usar la teoría para intentar explicar algo. Pues depende de qué consideres como cuántico. Pero desde luego nada indica que para tener una conciencia tengas que echar cuenta de fenómenos cuánticos como el entrelazamiento.[/quote]
El enlace no es clickbait, son extractos de los libros de filosofía y ciencia que escribió a lo largo de su carrera Bohm. La filosofía es así. Se le considera ciencia de la cultura.
Y aunque te parezca que es palabrería hueca, algunos grandes avances y descubrimientos, antes de teorizarse matemáticamente, cientificente y empíricamente, se han postulado teóricamente desde la filosofía.
No he dicho en ningún momento que el cerebro entrelaza, sino que en la mente y en la parte nuestra más interior energética parecen subyacer fenómenos de la física cuántica. Y así lo creen muchos científicos, incluido Bohm que desde la filosofía y con sus conocimientos científicos divago mucho en ese sentido.
El link versa sobre extractos de sus libros. No se lo ha inventado un cualquiera que escribe en la web.
vik_sgc escribió:Decir que el espacio tiempo está entrelazado es exactamente lo mismo que cuando en Star Trek dicen que su emisor de taquiones ha sufrido una disrupción cosmológica. NADA. De hecho el espacio tiempo en física cuántica no es un objeto, por lo que no puede "entrelazarse". Lo que sí puedes hacer es entrelazar dos objetos que se puedan defenir dentro de la teoría. Dos electrones, dos fotones. Entrelazamiento quiere decir que el estado del uno y del otro están tan íntimamente relacionados que la función de onda que les describe no se puede factorizar dos funciones de onda, cada una describiendo uno de los dos objetos por separado. El problema del entrelazamiento es que es muy frágil. El entrelazamiento se consigue mantener con ciertos objetos y bajo ciertas condiciones. Mantener el entrelazamiento implica tener el sistema lo más aislado posible del resto del universo, para que el sistema evolucione de forma adiabática (esto es, sin transmisión de energía). Por eso es un reto crear un procesador cuántico libre de errores, porque a nada que haya una fluctuación en el material, radiación, fluctuaciones en el voltaje, etc. vas a perder el entrelazamiento.
¿Por que frágil y se rompe fácilmente?
Entre otros uno de los motivos claves es por la observación y el intento de tomar medida y acotar... Cuando se intenta observar y estudiar con aparatos el entrelazamiento es cuando parece se contamina y se deshace el entrelazamiento.
Además de otras fluctuaciones como bien dices que también alteran los resultados.
vik_sgc escribió:Por otro lado, la extraña identificación entre entrelazamiento y energía que parece que haces tampoco tiene sentido. Por darle un poco de coherencia a tus desvaríos, entrelazamiento JAMÁS implicará una transmisión de energía. Porque si hubiese un intercambio instantáneo de energía esto implicaría una violación de la relatividad especial. ¿Acaso te atreves a contradecir a Einstein?
Bueno ahora viene la parte interesante. La parte fantasmagórica a la que se refería Einstein.
Disculpa el tocho, que no se te descubre nada nuevo, pero para el resto del foro vamos hacer una explicación sencilla de cómo funciona. Luego en la parte final haremos una hipótesis sobre qué tiene que ver esto con el más allá.
Empezaremos hablando de el colapso de función de onda y la decoherencia del entrelazamiento cuántico. Esencialmente es que las superposiciones desaparecen y estas propiedades que tenían múltiples valores pasan a tener uno solo. En el caso del electrón, en forma de “nube” está en varios puntos al mismo tiempo, pero si la superposición pierde la coherencia, pasa a estar en un solo punto, como las partículas clásicas.
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La decoherencia, de una forma u otra, es la fuente de la mayoría de discusiones sobre la naturaleza de la teoría cuántica. Por ejemplo, es la razón por la que la teoría necesita incorporar probabilidades. Cuando la coherencia se rompe y las superposiciones se pierden, "la naturaleza" ha de elegir en cuál de los estados se queda, hay algo que tenía muchos valores y ahora de repente, ha de tener sólo uno. ¿Cuál de todos es el bueno? La teoría no da ninguna pista al respecto, pero sí nos permite calcular la probabilidad de cada uno. En nuestro ejemplo de la nube electrónica que pasa a ocupar un punto, la teoría quizá nos diga que es más probable que ese punto esté en el centro de la nube que en los bordes. Este rasgo de la teoría desagradaba mucho a Einstein, que pensaba que una buena teoría física debería ser capaz de decir qué valor va a escoger la naturaleza.
Otro aspecto controvertido es cuándo se produce la decoherencia. La teoría cuántica clasica dice que ocurre cuando hacemos una medida. Pero ¿Qué es medir exactamente? ¿Que un humano utilice un aparato con una pantalla digital en la que salen números? Si alguien pone en marcha el aparato pero no mira la pantalla ¿eso afecta como medida? ¿Y si se enciende accidentalmente?
Hoy se sabe que cuando los sistemas cuánticos interaccionan con objetos macroscópicos pueden perder la coherencia, así que se sospecha que la noción inicial de medida habrá que sustituirla por interacción con un sistema suficientemente complejo. Lamentablemente, se sigue sin conocer los detalles del todo de cómo se pierde la coherencia, y no se conoce lo que significa “sistema suficientemente complejo” que hace perderla. A todas estas cuestiones que aparecen variopintamente en torno al colapso de onda y a la pérdida de coherencia, a menudo se las llama el problema de la medida.
Dicho de otra forma, un grupo de objetos está entrelazado si están en una superposición cuántica que involucra a varios de esos objetos. Para hacernos una idea de qué significa esto, veámos un ejemplo: imaginemos que tenemos una partícula que se va a desintegrar. Nuestra partícula está parada y, dentro de un momento, desaparecerá y con su energía se crearán otras dos partículas aparentemente correlacionadas de forma instantanea, supongamos que son dos fotones. Como la partícula inicial está en reposo los fotones saldrán en direcciones opuestas: quizá uno hacia la derecha y otro hacia la izquierda, o uno hacia arriba y otro hacia abajo. Si la desintegración no tiene direcciones preferidas los fotones podrían salir en cualquier dirección. Y, como nada se lo impide, eso es exactamente lo que harán: el resultado de la desintegración será dos fotones saliendo en direcciones opuestas en una superposición de todas las direcciones posibles.
Si se mira un poco más de cerca a esos dos fotones: mientras conserven la coherencia se moverán en todas las direcciones al mismo tiempo. En este estado no es apropiado imaginarlos como dos rayos que salen en direcciones opuestas. Serían más parecidos a una esfera que va creciendo, una esfera en cuyo centro está el punto donde estaba la partícula inicial. Si los imaginamos así, la pregunta ¿En qué dirección se están moviendo los fotones? No es una pregunta adecuada para hacerle a este estado: no va a saber responderla. Como en cualquier superposición cuántica, la respuesta es múltiple.
Pero, si queremos, podemos recuperar esa imagen familiar de los fotones como dos rayos que salen del punto de desintegración. Para ello lo único que necesitamos es romper la superposición. Coloquemos, por ejemplo, detectores alrededor del sistema, en todas direcciones. La medida destruirá la coherencia y entonces veremos que dos de los detectores ‒sólo dos‒ encontrarán un fotón. Habremos forzado a la naturaleza a elegir y habremos recuperado la noción de fotón a la que estamos acostumbrados.
Pero hasta aquí este estado no parece ser muy distinto a otros estados cuánticos, sólo un poco más complicado. Su magia está en que… arriba hemos hecho más trabajo del que necesitábamos. Hemos puesto detectores alrededor de la partícula que se va a desintegrar, en todas direcciones, pero nos bastaría con haber puesto la mitad. Hemos dicho que lo que está superpuesto son parejas de fotones: sabemos que son una pareja, lo que no sabemos es su dirección. Así que, en realidad, cuando detectamos uno de los fotones ya sabemos dónde va a estar el otro. La gracia de los estados entrelazados es que midiendo una de las partes uno puede obtener información sobre las otras.
Y aquí es cuando llegan las curvas, porque imaginemos que hacemos nuestro experimento con un ligero cambio: dejamos que los dos fotones se alejen mucho el uno del otro. Como todo esto está ocurriendo en nuestra cabeza, digamos que ponemos los detectores a tres años luz de la partícula inicial. Uno de ellos detecta un fotón, e instantáneamente, sin necesidad de nada más, nosotros ya sabemos que el otro fotón está a seis años luz, en la dirección opuesta.
En ese momento Einstein hace acto de presencia y nos dice “Perdone, eso no puede ser. Es que yo tengo una teoría aquí que se llama relatividad, y dice que nada puede viajar más rápido que la velocidad de la luz. El otro fotón aparecerá, si acaso, dentro de seis años, que es el tiempo que va a tardar en enterarse de que usted ha detectado un fotón aquí”.
Einstein tiene un punto. Es verdad que nada debería viajar más rápido que la luz, pero… por otro lado, la teoría cuántica no nos dice nada de que la coherencia “tarde un rato en romperse” o “se propague por el espacio”. En la teoría cuántica, en cuanto nosotros detectamos un fotón la coherencia se rompe en todo el universo al mismo tiempo, y a seis años luz aparece el otro fotón de la pareja. La teoría, en definitiva, nos dice que la decoherencia no sólo viaja más rápido que la luz: es que viaja a velocidad infinita.
Los estados entrelazados abren la puerta a muchos fenómenos “extraños” como éste. Todos están relacionados con que la superposición involucra a varios objetos, y cuando medimos uno estamos aprendiendo cosas sobre los otros, por muy lejos que estén. Einstein calificó este tipo de efectos como “espeluznante acción a distancia”.
Con el paso del tiempo muchas de estas preocupaciones se han resuelto o suavizado. La que más preocupaba a los físicos era, sin duda, es la posibilidad de que el entrelazamiento permitiera efectos más rápidos que la velocidad de la luz. En relatividad, el hecho de que la velocidad de la luz sea un límite está relacionado con la causalidad, con que las causas siempre sean anteriores que los efectos. El entrelazamiento amenazaba con permitir que los efectos fueran anteriores a las causas, y eso era verdaderamente perturbador.
Un análisis más detallado de los estados entrelazados permite asegurar que, aunque la decoherencia se propague a velocidad infinita no es posible transmitir información con ella. La razón es que la decoherencia es un proceso probabilístico y no es posible predecir el resultado. En el experimento mental con dos fotones, un observador va a encontrar un fotón en algún punto del espacio exterior, pero no sabe si es él el que ha roto la coherencia o si la ha roto otra persona, a varios años luz de distancia, que también ha encontrado un fotón. Lo que sí sabe es que ahora que él ha encontrado un fotón aquí tiene que haber otro en la dirección opuesta.
Este tipo de conocimiento, de “dado que yo he observado esto, se tendrá que observar esta otra cosa” se llama correlación, y es el lenguaje que se utiliza con el entrelazamiento en las últimas décadas. Hay un debate totalmente diferente, que gira en torno a qué es el estado cuántico: los estados cuánticos ¿son la realidad? Si lo son, entonces cuando se pierde la coherencia y las superposiciones desaparecen ¿parte de la realidad está desapareciendo? Es un debate muy interesante, pero a día de hoy es sobre todo filosófico y tiene pocas consecuencias físicas. Independientemente de lo que piensen sobre la coherencia y la naturaleza de los estados cuánticos, todos los físicos están de acuerdo en que las correlaciones están ahí. Son la parte sólida, observable, del entrelazamiento.
Y es tan sólida que ya se está usando para diseñar dispositivos que no serían posibles sin el entrelazamiento: el hecho de que podamos acceder a información en un lugar y sepamos que ésta está correlacionada con la que encontraremos en otro permite diseñar nuevos protocolos de seguridad en las comunicaciones, algoritmos de computación más eficientes o procedimientos de medida más precisos. El corazón de esta espeluznante acción a distancia puede ser todavía un misterio, pero sus consecuencias ya están aquí.
Aunque a primera vista pueda parecer que el entrelazamiento “conecta de forma instantánea” dos objetos muy lejanos, en realidad no se puede usar para transmitir información. Eso sí, los objetos que están entrelazados sí pueden transmitir información, pero ésos se han de mover a las velocidades habituales.
La naturaleza de la decoherencia, o lo que es lo mismo, de los estados cuánticos, es todavía objeto de debate. Algunas escuelas defienden que los estados cuánticos representan a los propios objetos físicos, mientras que otras sostienen que son un artefacto que utilizamos para entender cómo evoluciona la información que portan esos objetos físicos.
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Hasta aquí la parte más teórica más conocida.
Actualemente hay diferentes equipos de científicos trabajando en torno al entrelazamiento cuántico del universo y sus diferentes expresiones:
El entrelazamiento cuántico produce el espacio tiempo.
El entrelazamiento cuántico conecta agujeros negros para crear agujeros de gusano que conectan el universo entre partes muy alejadas.
El entrelazamiento cuántico influye decisivamente en la gravedad del universo.
El entrelazamiento cuántico tiene que ver con la distribución de la energía oscura.
Se está trabajando seriamente para obtener resultados a esas cuestiones por parte de muchos científicos reputados.
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Todo lo anterior explicado es para tener una visión más o menos realista y fácil de entender de las implicaciones del entrelazamiento cuántico. Es un resumen que puse de varias fuentes, no he puesto el link para que no haya críticas a la fuente por no ser la mas purista y afamada. Pero si queréis encontrar la fuente fácilmente sale en Google.
Para acabar mi hipótesis del más allá y el entrelazamiento cuántico en el universo.
Es posible que, ya que lo que afecta y perturba el entrelazamiento cuántico del universo desde su creación(creado por la naturaleza, o por una fuerza unificadora, por dios o como queráis llamarlo) es la medida, la observación directa, la manipulación con objetos electrónicos, las radiaciones que se entrecruzan... Es posible que si existen espíritus(o vida en el más allá) estos no perturben el entrelazamiento cuántico y se mantengan en el entrelazamiento para siempre. ¿Con la superposición de todo lo que ha existido y existirá?
No hay respuesta a eso de momento, ni creo que la haya hasta por lo menos... Imposible de calcular de momento.
PD: Cambiando de tema, y para seguir el hilo de los últimos mensajes recientes. No creo en la reencarnación en la tierra en otro humano.
Porque si fuera así que impide reencarnarse en un bicho.
Además las implicaciones que tendría si se descubriera algo así. Imagina la gente que se sienta desafortunada con su vida lo que haría... Total vamos a probar otra vida ya que la muerte no existiría en definitiva.
Mejor no creer en esas cosas ni en sectas que pueden hacer daño a la conciencia del sentido de la vida.
Mejor tener pensamientos más sencillos de hacer el bien, disfrutar la vida, desarrollarse lo mejor posible, creer quizás en algo más si se hace el bien aqui y no se hace daño a nadie y a ver qué pasa...
Otros pensamientos sobrenaturales, de reencarnaciones aleatorias, de fantasmas que te conractan, de sectas con harenes, cosas del estilo y creerselo a pues juntillas puede ser peligroso y hacer perder el sentido común.
Un saludo.