Yo no daba un duro por su vida, pero por suerte, y me alegro muchísimo en este caso, soy un pésimo pitoniso y futurólogo.
Ahora habrá que ver las secuelas que les quedan, tanto tiempo sin respirar aire puro seguro que les deja factura física y psicológicamente. Ojalá sean lo más leves posibles y reciban toda la ayuda y el apoyo que necesitan.
De todas formas, los mineros están hechos de otra pasta, de haber sido otro colectivo menos duro, de seguro se habrían derrumbado hace semanas.