dinodini escribió:Forexfox escribió:Ostras, no había visto esto. Las autoridades marroquíes le deniegan la entrada a la podemita Isa Serra. Espero que el ministerio de igualdad de Marruecos haya tomado medidas por el daño que ha sufrido.
Luego ellos entran aquí ilegalmente como Pedro por su casa y no pasa nada. En fin, sigamos regando a esta gente con millones de nuestros impuestos.
Aquí el ridículo es el de las autoridades marroquíes, no de los políticos españokes. Si no querían que entraran en el país pues les deniegas la entrada en el control del aeropuerto con cualquier excusa y ya está, y no la cutrez de poner un tío en la puerta del avión para que no puedan salir fisicamente de él. Es que parece una escena de Torrente.
Por cierto que políticos españoles visitando el Sáhara los ha habido de todos los partidos, PP, PSOE, etc.
A ver, ¿de Marruecos qué esperas? ¿Un trato exquisito y elegante? Aquí el ridículo no es el numerito puntual del avión. Eso es lo de menos. El ridículo está en todo lo que viene detrás.
El ridículo está en que el gobierno le ha comido los huevos al Rey Mohamed cada vez que ha podido. Un país que espía los móviles de nuestros dirigentes, que incumple los acuerdos internacionales contra la inmigración ilegal aunque le paguemos millonadas para que colabore, que abre las fronteras cuando les sale de los cojones para que pase todo dios, que nos falta al respeto con descaro (como poner la bandera de España al revés, o exhibir figuritas de los conquistadores del califato omeya en tus narices). Eso es el ridículo.
El ridículo está en que te metas en conflictos diplomáticos por su culpa y sin necesidad, poniendo incluso en peligro tu propia estabilidad económica. Como cuando reconocimos la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental y Argelia nos cortó el grifo del gas. Eso es el ridículo.
El ridículo está en que un menor marroquí pueda entrar aquí sin papeles, delinquir si le apetece, y que aún tengamos que acogerlo y mantenerlo, pagando cada mes miles de euros por cada uno de ellos. Dinero que por supuesto sale de nuestras costillas, de levantarnos cada mañana para ir a trabajar, llueva, haga frío o calor. Eso es el ridículo.
El caso es que después de toda la comida de huevos y humillaciones constantes que tenemos que soportar, llega la españolita podemita de turno a El Aaiún y no la dejan ni siquiera bajar del avión. Eso es el ridículo y no otra cosa.