Si llega el día en el que te asalte con sus amigos, las personas locas, clamando venganza, ten preparados un par de planes de acción:
- Abúrreles con una historia de la mili.
- Sal a la calle con unas gafas con nariz postiza, y si te preguntan les dices que zorronoxo se ha ido por allí.
- Fustígales con el látigo de tu indiferencia.
- Inmólate (cuando se lo hacen a uno no es tan divertido, ¿eh?).
- Coge ideas de alguna película de los hermanos Marx (los cómicos, no los comunistas); éstos si que se metían en fregaos curiosos.
- Hazte pasar por tu hermano gemelo campeón del mundo de valetudo.
- Suelta alguna cita oportuna:
“…Que el odio que teneis a gente que hace poco os apartaba de la Mezquita Sagrada no os incite a violar la ley. Ayudaos unos a otros a practicar la piedad y el temor de Allah, no el pecado y la violación de la ley.¡Y temed a Allah!...” ( Corán 5: 2)
ó
“Por esta razón, prescribimos a los Hijos de Israel que quien matara a una persona que no hubiera matado a nadie ni corrompido en la tierra, fuera como si hubiera matado a toda la Humanidad. Y que quien salvara una vida, fuera como si hubiera salvado las vidas de toda la Humanidad. Nuestros enviados vinieron a ellos con pruebas claras, pero, a pesar de ellas, muchos cometieron excesos en la tierra.” (Corán 5:32)
... a menos que tengan chips anti-paradoja, saldrás airoso. Si alguno parece dudar, señálalo con el dedo al grito de
¡Infiel!. Eso sí, apréndetelas de memoria, o lo único que conseguirás será crear un momento de confusión para salir por piernas.
- Dile, delante de su tropa, que ya no sientes nada por él, que deje de perseguirte.