Intel amplía dos años la garantía de los procesadores de 13ª y 14ª generación inestables

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Intel busca cerrar la crisis que tiene abierta con los procesadores de 13ª y 14ª generación inestables debido a un error de voltaje ampliando su garantía dos años. Este tipo de chips suelen contar con una garantía limitada de tres años, así que este cambio significa que los procesadores afectados pasan a tener una garantía de cinco años. Lo que no se plantea hacer Intel, como mínimo de momento, es paralizar la venta de procesadores o retirarlos.

"Intel se compromete a que todos los clientes que tengan o estén experimentando síntomas de inestabilidad en sus procesadores de escritorio de 13ª y 14ª generación reciban soporte durante el proceso de cambio", dice la compañía en un comunicado. "Damos soporte a nuestros productos y, en los próximos días, compartiremos más detalles sobre la garantía extendida de dos años para nuestros procesadores de sobremesa Intel Core de 13ª y 14ª generación en caja". A falta de conocer los pormenores, los usuarios que hayan adquirido un procesador en caja deberán acudir al servicio de atención al cliente de la compañía para obtener más ayuda.

En caso de haber comprado un equipo OEM con un chip que esté experimentando problemas de inestabilidad, el usuario deberá ponerse en contacto con el fabricante o vendedor.

Los problemas de inestabilidad que experimentan algunos procesadores Intel Core de 13ª y 14ª generación fueron detectados por Intel tras una investigación cuyos resultados fueron publicados a finales de julio. En ese momento la compañía anunció que se encontraba trabajando en un parche de microcódigo cuyo lanzamiento está previsto para agosto. Según el fabricante, este microcódigo debería solucionar la mayor parte de los problemas, pero cualquier daño ocasionado por el sobrevoltaje será permanente. En consecuencia, la única forma de reparar un chip dañado es hacer valer la garantía y recibir uno de nuevo.

En su mensaje, Intel también pide disculpas por su lentitud a la hora de comunicarse con los usuarios, y asegura que encontrar el origen de los problemas de inestabilidad en los chips ha sido un proceso complicado. Intel busca cerrar esta crisis justo después de anunciar un plan de reducción de costes de 10.000 millones de dólares que incluye el despido de más de 15.000 empleados.
Fuente: The Verge