El bloqueo por detección de robo, que es como ha sido bautizada esta característica, utiliza inteligencia artificial y los sensores del teléfono para detectar movimientos sospechosos (como un tirón o un móvil "volando" súbitamente de una mesa) para bloquearlo. Por su parte, la función Offline Device Lock es capaz de monitorizar otras actividades sospechosas, como por ejemplo los intentos por eliminar la conexión con la red a fin de dificultar su localización.
Estas medidas, por supuesto, son estrictamente reactivas: no evitarán el robo del dispositivo. Si este se produce, los usuarios de un móvil basado en Android podrán bloquearlo de forma remota, ganando el tiempo suficiente para recuperar cierta información y enviar un código de restauración que formateará el teléfono tan pronto como se conecte a la red. Asimismo, Google asegura que con esta actualización "si un ladrón fuerza un reseteo del dispositivo robado, no será capaz de configurarlo de nuevo sin conocer tus credenciales. Esto hace que el dispositivo sea invendible, reduciendo los incentivos para robarlo".
Estas características de seguridad se suman a otras como los "espacios privados", rincones especiales donde se pueden almacenar aplicaciones e información de diverso tipo protegidas usando un PIN especial, y el uso de técnicas de IA dentro del propio teléfono (leáse: sin captar información personal) para detectar aplicaciones fraudulentas.
Según señala The Verge, la detección de robos se estrenará con Android 15, pero también llegará a teléfonos con Android 10 o posterior a través de una actualización de los servicios de Google Play