Sobre el nuevo proyecto de Forstpunk no se ha ofrecido ningún detalle, cosa que no es extraña si tenemos en cuenta que saldrá dentro de dos años y que aún hay trabajo por hacer con Frostpunk 2, un título que no ha gustado tanto como la primera parte. Además de este proyecto relacionado con Frostpunk, 11 bit studios tiene otras propuestas en camino, incluyendo una nueva propiedad intelectual. "Realmente creemos que debemos hacer nuevas cosas", dice Przemysław Marszał, director ejecutivo de 11 bit studios, a EuroGamer. No sabemos exactamente sobre qué, pero este mes habrá noticias de la franquicia Frostpunk.
A pesar de esta mirada al futuro, 11 bit studios es consciente de que aún hay que dedicarle recursos a Forstpunk 2. La compañía está trabajando en parches y contenido adicional, así como en la versión para consolas que debería estar disponible en verano. Marszał dice que Frostpunk es una propiedad intelectual clave para ellos y no la piensan abandonar. El de Forstpunk 2 es un caso curioso. La prensa le puso muy buena nota, pero en Steam las reseñas más recientes de los jugadores son "variadas" y las generales "mayormente positivas". 11 bit studios debe remontar la situación para garantizar las ventas a largo plazo.
Captura del cancelado Project 8.También en EuroGamer, Marszał ha comentado la cancelación de Project 8, un juego de acción en tercera persona en un mundo de fantasía que se alejaba mucho de lo que se espera de 11 bit studios, una compañía conocida por los títulos de estrategia donde se plantean dilemas morales. Project 8 era un juego más centrado en el sigilo que en el combate directo y también había rompecabezas ambientales. La demo de un prototipo que pudo ver EuroGamer les hizo pensar en títulos como Prince of Persia, Rime, A Plague Tale o Hellblade.
Marszał reconoce que fueron demasiado optimistas con Project 8. El título se puso en marcha en 2018, cuando 11 bit studios había ingresado "mucho dinero" por The War is Mine y Frostpunk, así que decidieron arriesgarse con algo totalmente diferente. La plantilla de la compañía creció de los 90 a los actuales 280 empleados, pero el desarrollo se complicó, las ideas eran difíciles de materializar, detectaron problemas en la narración y el sigilo y después de varios años de desarrollo aún les quedaba mucho trabajo por hacer. Al final se decidió no seguir adelante y asumir una factura de casi 11 millones de euros que implicó una reestructuración.
