El remake de la abadía del crimen ya está disponible para su descarga gratuita

David Rodriguez
La abadía del crimen es uno de los títulos más recordados de la llamada "edad de oro del software español", una década entre principios de los 80 y de los 90 en la que los desarrolladores españoles destacaron internacionalmente con algunos de los mejores juegos para los ordenadores de 8 bits. El juego original programado por Paco Menéndez y con gráficos de Juan Delcán estaba basado fielmente en la novela El nombre de la rosa de Umberto Eco, aunque la falta de una autorización oficial del autor dejó al proyecto el título que conocemos, y que de hecho era uno de los barajados originalmente por Eco para su obra.

Casi 30 años después de su publicación original, y tras la aparición de múltiples proyectos que permiten el disfrute del juego en plataformas más modernas (su versión para compatibles requería del inicio del sistema desde su propio disquete), un cuidadoso trabajo de reconstrucción y ampliación nos llega con La abadía del crimen Extensum, una versión de descarga gratuita programada en Java y compatible con los ordenadores con sistemas operativos Windows, Mac OS X y Linux.


Una muestra del desarrollo de esta reconstrucción

La abadía del crimen Extensum es el resultado del trabajo durante dos años de Daniel Celemín y Manuel Pazos, que decidieron rendir homenaje al original al tiempo que lo hacían más accesible a los jugadores y extendían su contenido. Así, contaremos con un nuevo esquema opcional de control que incorpora el uso del ratón y otros añadidos como habitaciones secretas, un indicador de la presencia del Abad en su habitación y el contador de aceite restante de la lámpara.

En la renovada aventura controlaremos como en el original al monje franciscano Guillermo de Occam y a su novicio Adso de Melk mientras se incorporan a una abadía benedictina siete días durante los que tendrán que ajustarse a los deberes del clero, al tiempo que llevan a cabo la investigación de unos oscuros acontecimientos. El juego destacó en su momento por un desarrollo poco habitual, regido por las mencionadas obligaciones y un implacable reloj que determinaba los eventos que tenían lugar independientemente de nuestras acciones.