Javixu escribió:En esa conversación de cristo con el ladrón, había alguien más presente a parte del tercer crucificado?
Cómo sabe el narrador de ese diálogo lo que ocurriió y que se dijo? lo dijo con todo el público mirando mientras agonizaban o cuando estaban ellos sólos?
Se supone que cuando Jesús "resucitó" se lo contó en persona al apostol de turno?
Cuando Jesús se desmayó, Gesmas, el ladrón de la izquierda, dijo: "Su demonio lo ha abandonado". Entonces un soldado puso en la punta de un palo una esponja con vinagre, y la arrimó a los labios de Jesús, que pareció probarlo. El soldado le dijo: "Si eres el Rey de los judíos, sálvate tú mismo". Todo esto pasó mientras que la primera tropa dejaba el puesto a la de Abenadar. Jesús levantó un poco la cabeza, y dijo: "¡Padre mío, perdónalos, pues no saben lo que hacen!". Gesmas gritó: "Si tú eres Cristo, sálvate y sálvanos".
Dimas, el buen ladrón, estaba conmovido al ver que Jesús pedía por sus enemigos. La Santísima Virgen, al oír la voz de su Hijo, se precipitó hacia la Cruz con Juan, Salomé y María Cleofás. El centurión no los rechazó. Dimas, el buen ladrón, obtuvo en este momento, por la oración de Jesús, una iluminación interior: reconoció que Jesús y su Madre le habían curado en su niñez y dijo en voz distinta y fuerte: "¿Cómo podéis injuriarlo cuando pide por vosotros? Se ha callado, ha sufrido paciente todas vuestras afrentas, es un Profeta, es nuestro Rey, es el Hijo de Dios". Al oír esta reprensión de la boca de un miserable asesino sobre la Cruz, se elevó un gran tumulto en medio de los circunstantes: tomaron piedras para tirárselas; mas el centurión Abenadar no lo permitió.
Mientras tanto la Virgen se sintió fortificada con la oración de su Hijo y Dimas dijo a su compañero, que continuaba injuriándolo: "¿No tienes temor de Dios, tú que estás condenado al mismo suplicio? Nosostros lo merecemos justamente, recibimos el castigo de nuestros crímenes; pero éste no ha hecho ningún mal. Piensa en tu última hora y conviértete". Estaba iluminado y tocado: confesó sus culpas a Jesús, diciendo: "Señor, si me condenáis, será con justicia; pero tened misericordia de mí". Jesús le dijo: "Tú sentirás mi Misericordia". Dimas recibió en este momento la gracia de un profundo arrepentimiento. Todo lo que acabo de contar sucedió entre las doce y las doce y media y pocos minutos después de la Exaltación de la Cruz...
http://www.capillacatolica.org/CrucifixiondeJesus.html
G0RD0N escribió:...
Si tienes un momento, haber si puedes echar un ojo al párrafo en negrita de un poco más abajo. Según el físico Manuel M_. Carreira, autor del artículo científico, es una linea de estudio que no se ha explorado lo suficiente. El autor escribio este artículo en el año 2002-3, si no me equivoco, ahora que han pasado unos años, y viendo que tu eres experto en I+D en fusión nuclear, experto en química y seguramente sabrás mucho de física cuántica, me gustaria que compartieras tu opinión contrastada, especialmente del parrafo en negrita. Si ves plausible una linea de investigación como la que propone en ese parrafo o similar.
Gracias.
Teoría Cuántica
La física cuántica, también conocida como mecánica ondulatoria, es la rama de la física que estudia el comportamiento de la materia cuando las dimensiones de ésta son tan pequeñas, en torno a 1.000 átomos, que empiezan a notarse efectos como la imposibilidad de conocer con exactitud la posición de una partícula, o su energía, o conocer simultáneamente su posición y velocidad, sin afectar a la propia partícula (descrito según el principio de incertidumbre de Heisenberg).
Surgió a lo largo de la primera mitad del siglo XX en respuesta a los problemas que no podían ser resueltos por medio de la física clásica.
Los dos pilares de esta teoría son:
• Las partículas intercambian energía en múltiplos enteros de una cantidad mínima posible, denominado quantum (cuanto) de energía.
• La posición de las partículas viene definida por una función que describe la probabilidad de que dicha partícula se halle en tal posición en ese instante
http://www.cienciapopular.com/n/Ciencia ... antica.php
Dejando a un lado propuestas explicativas que se apoyan en procesos naturales y reproducibles, nos vemos ante hipótesis de tipo excepcional, no susceptibles de verificación en el laboratorio, y que suelen ir unidas a supuestos modos de formación de la imagen por un hecho sobrenatural. En una forma u otra se sugiere que cualquier proceso desconocido capaz de afectar al lienzo con una energía que causó la imagen, pudo también alterar la tela en su estructura atómica, aumentando el contenido de C 14.
La primera reacción ante estas afirmaciones es de extrañeza, por la coincidencia de que tal fenómeno lleve exactamente a una fecha que coincide con la datación histórica, y no a otro siglo anterior o posterior. . ¿por casualidad?. Si la formación de la imagen se debe a una decisión divina de dejar un motivo de credibilidad en la Resurrección, parece ilógico el darnos un objeto que por su misma naturaleza física nos induce a dudar de su autenticidad, haciéndolo inútil para ese fin. Y si el C 14 excesivo se produce por un fenómeno físico conocido o plausible, ¿cuál es su naturaleza?.
Como veremos en la segunda parte de este artículo, es frecuente atribuir la imagen a una “radiación” no especificada. No acepta la física actual ningún tipo de radiación electromagnética que introduzca nuevos neutrones en el núcleo de C 12 o C 13. Aun suponiendo un proceso desconocido (y poco plausible) por el que el N 14 del aire se convirtiese en C 14, no hay razón de que se combine químicamente con la celulosa del lienzo; una mera adherencia superficial no sería suficiente para contaminar las muestras, resistiendo a su limpieza.
Tampoco es más aceptable la hipótesis de una “desmaterialización” del cuerpo en el momento de la resurrección, para que se liberen las partículas del núcleo y los neutrones se introduzcan en el C 12 de la tela. El C 14 de nuestra atmósfera se debe al impacto de rayos cósmicos sobre el N 14 del aire, no sobre el C 12. Y el efecto observado en la tela es muy improbable físicamente, de no ajustar con gran precisión la energía de los neutrones.
Si tenemos en cuenta la naturaleza de las fuerzas que mantienen unidas a las partículas de núcleos más pesados que el H, se puede formular una objeción muy obvia a toda “desmaterialización” que las separa. Desde el He hasta el Hierro, la síntesis nuclear libera energía, equivalente aproximadamente a un 1% de la masa inicial para llegar al C, N, O, Ca que constituyen el 34 % de los átomos del cuerpo humano típico. Para un cuerpo de 75 kg, esto quiere decir que unos 500 gramos de masa se han transformado en una enorme cantidad de energía (calculada por la conocida fórmula de Einstein, E=mc2 ), y esta misma cantidad (unos 50.000 billones de julios, la energía de una bomba atómica de 10 Megatones), es necesaria para destruir los núcleos y transformarlos de nuevo en partículas sueltas. Nada se dice en esta hipótesis acerca de la fuente de tal energía, ni del modo de canalizarla para que su único efecto sea el deshacer los núcleos atómicos del cuerpo, sin afectar ni destruir los objetos de su entorno.
El atribuir la imagen a rayos X de baja energía emitidos durante la desmaterialización débil supone también procesos muy improbables físicamente. No hay razón de que se produzca radiación X, que supone liberación de un exceso de energía, cuando es necesario suministrar la energía total que debe explicar la desmaterialización. Ninguna radiación que se propaga según leyes conocidas puede explicar las características de la imagen, como se describe en la segunda parte de este artículo. Ni conozco experimento alguno que dé base para pensar que tendrían exactamente la longitud de onda adecuada para penetrar solamente la superficie de las fibrillas de lino, causando la levísima deshidratación que da al lienzo el color amarillento de la imagen.
PROCESOS DE ORIGEN DESCONOCIDO
Con la metodología que exige buscar nuevas causas cuando las ya conocidas se muestran insuficientes, llegamos ahora a otras posibles explicaciones sugeridas en diversos trabajos por autores que se complementan. No es la intención de este artículo el dejar claros los puntos propuestos por cada investigador, para atribuir a cada uno el mérito o demérito de cada hipótesis, sino el estudiar las consecuencias de sus teorías para buscar la que mejor puede dar razón de lo que se observa.
En estudios de la imagen de Turín, especialmente a partir de las investigaciones de 1978, es muy frecuente encontrar la palabra “radiación” como la clave explicativa para evitar la presencia de pigmentos, artificiales o naturales. Sin sugerir en detalle cómo debe producirse la radiación a partir de un cadáver reciente, en una cueva fría y oscura, se considera que sus efectos previsibles sobre la tela son suficientes para dar razón de las características de la imagen.
En Física se denomina radiación a cualquier forma de materia-energía que se emite a partir de una fuente, y que puede alcanzar a otros objetos sin contacto inmediato. Se describe luego la radiación corpuscular, en que hay partículas discretas emitidas, por ejemplo, por materiales radioactivos, el viento solar, o la explosión de una estrella; tal emisión ocurre en forma isotrópica de no encontrarse algún factor que la canalice en direcciones privilegiadas. Su poder penetrante y su efecto varía según el tipo de partícula y su energía: desde partículas alfa (núcleos de Helio) emitidas por el Radio e incapaces de atravesar un papel ordinario, hasta neutrinos del interior del Sol o de una supernova, que penetrarían años-luz de plomo sin apenas interacción alguna.
En el caso de partículas de poca energía -poco poder penetrante- la atenuación de intensidad en el aire es suficiente para sugerir que el efecto de las partículas sobre una superficie, capaz de reaccionar a su impacto, será una función inversa de la distancia. De esta forma podría recuperarse la tridimensionalidad a partir de la densidad de la mancha. El conseguir una imagen con suficiente detalle, por otra parte, exige que la radiación sea emitida solamente en haces paralelos, que deben ser muy aproximadamente perpendiculares al cuerpo y al lienzo para no causar distorsiones.
No se ha propuesto ninguna partícula concreta como causa de las imágenes, ni fuente de energía para su emisión, ni razón alguna para que su comportamiento sea el descrito. No sé de ningún experimento hecho con radiación corpuscular que produzca efectos de deshidratación exclusivamente superficial de la celulosa, aunque tal vez electrones en un tipo de descarga de corona, con efectos térmicos correspondientes a los de chispas eléctricas, podrían causar unas quemaduras semejantes en una proximidad casi equivalente al contacto. Sin nuevos factores que controlen el proceso, no hay explicación para la falta de imagen en los costados o la parte superior de la cabeza. Tampoco se sugiere por qué la imagen dorsal, con la tela bajo el peso del cuerpo, tiene las mismas características que la frontal. En conjunto, la hipótesis nos hace avanzar muy poco, aunque sugiere un proceso que no implica flúido que empape las fibras ni materia colorante que deba encontrarse en ellas: es equivalente a la chamuscadura del bajorrelieve antes descrito, pero sin atribuir el hecho a tecnología más o menos improbable, sino a un fenómeno misterioso y fuera de nuestras explicaciones físicas.
Casi todo lo dicho sobre la radiación corpuscular puede aplicarse a la radiación electromagnética: positivamente, su intensidad decreciente con la distancia, y la capacidad de afectar a la celulosa sin dejar más huellas que la chamuscadura superficial (sobre todo en el caso de radiación ultravioleta); negativamente, la falta de explicación de una direccionalidad muy marcada y de la ausencia de imagen lateral y el hecho de la similitud de intensidad en la impresión frontal y dorsal. Un factor más en contra: mientras que un haz de corpúsculos de baja energía puede ser apreciablemente atenuado por unos centímetros de penetración en el aire, la radiación visible o ultravioleta en general no lo es, aunque puede atenuarse rápidamente radiación UV o X de energía muy específica.
Esto da lugar a un dilema: toda emisión de radiación ocurre o en forma básicamente isotrópica (lambertiana) o en haces paralelos (colimada, aunque tal vez imperfectamente). En el primer caso tenemos atenuación con la distancia, pero no se mantiene la capacidad de dar detalle; en el segundo, cada rayo del haz permite marcar un punto con detalle, pero no disminuye la intensidad con la distancia. Un ejemplo claro de lo dicho lo tenemos en el comportamiento de la luz emitida por lámparas ordinarias, que irradian en forma aproximadamente isotrópica: sobre un papel no obtengo una imagen de las bombillas, aunque veo que el brillo es mayor cuando estoy más cerca. En cambio un puntero láser, emitiendo luz colimada (un haz prácticamente paralelo) produce un punto casi igualmente concentrado a un metro de distancia o a dos, y un grupo de láseres formando una línea recta causan la aparición de una línea idéntica sobre la pantalla: se mantiene el detalle pero no hay información sobre distancia. No es posible, siguiendo las leyes de la óptica, el conseguir simultáneamente la retención de detalle (por haces colimados) y la pérdida de intensidad con la distancia (propagación isotrópica y difusa).
Un sencillo experimento prueba lo expuesto. Con trozos de cinta fluorescente (que emite luz visible al ser excitada previamente, y que se usa en laboratorios fotográficos para marcar, por ejemplo, los interruptores eléctricos), se pueden hacer diversas figuras geométricas en tamaños distintos. Habiendo hecho triángulos, círculos y cuadrados de un centímetro de dimensión básica, se coloca un papel fotográfico sobre la cinta excitada, con una lámina pesada de vidrio manteniendo el papel en contacto íntimo con las fuentes de luz. Al revelar el papel, después de unos segundos de exposición, se obtiene un negativo detallado, en que las formas aparecen nítidamente en gris contra el fondo blanco. No ha habido realmente propagación luminosa a través de distancia alguna y no se produce pérdida de detalle ni de intensidad.
Repitiendo el proceso con una lámina de vidrio de un poco más de un milímetro de espesor entre la cinta fluorescente y el papel fotográfico, se aprecia inmediatamente un doble efecto: los bordes de las formas se difuminan, son borrosos, y ni la imagen es tan oscura ni el fondo tan blanco. La luz se ha difundido en todas direcciones. Si la separación es doble (unos tres milímetros, dos placas de vidrio), esta difusión es más pronunciada, y se incrementa más con mayor distancia, hasta que ya cualquier forma resulta irreconocible antes de que el papel se sitúe a 10 mm de las cintas luminosas. Basta esa pequeña distancia para que ya no se preserve el detalle en escalas de centímetros, y no puede reconocerse la forma de los diversos trozos de cinta, aunque se note todavía la disposición general. Esta misma se pierde también si se aumenta un poco más la distancia entre las tiras fluorescentes y el papel fotográfico .
Aplicando el mismo criterio a la sábana de Turín resulta inexplicable que hay detalle mucho más fino que un centímetro en porciones del cuerpo que debieron estar a una distancia de varios centímetros del lienzo, como se infiere de la pérdida de intensidad de la huella correspondiente. No puede llamarse simplemente una “radiación” en sentido físico lo que da lugar a efectos incompatibles con sus leyes.
Cuando la tridimensionalidad de la imagen fue descrita en los trabajos originales de Jackson y Jumper, se pudo establecer una correlación muy exacta entre la intensidad de color de la huella sobre el lienzo y la distancia vertical medida entre un lienzo semejante y un sujeto humano en el laboratorio, en posición horizontal y cubierto por la tela. Pero no hay correspondencia ni de tono ni de forma (sin distorsión) si se buscan relaciones con las distancias medidas según la normal al lienzo o a la superficie del cuerpo en cada punto: solamente una medida según la vertical (o sea según la dirección del campo gravitatorio terrestre) produce las correlaciones que permiten recuperar la tercera dimensión. Esto induce a Jackson a afirmar que la gravedad es un factor determinante en producir las características propias de la imagen: algo totalmente inesperado en el caso de una radiación, sea corpuscular o electromagnética, aun en el caso de una colimación de haces que sea suficiente para mantener la reproducción del detalle. Ni la emisión de partículas radioactivas ni la luz se ven afectadas por la gravedad terrestre en forma detectable .
Una parte especial del espectro electromagnético la constituyen los rayos X de baja energía. Se ha propuesto su producción en el caso ya discutido de la “desmaterialización débil”, y se sugiere que esos rayos pudieron causar la quemadura del lienzo para formar la imagen, bien directamente o por excitación de diversos elementos en el cuerpo, que re-emiten la energía en distintas longitudes de onda. Como queda indicado, desde el punto de vista físico, no hay razón alguna para pensar que se emiten rayos X en un proceso que consume energía, en lugar de producirla. Menos plausible todavía es la exigencia de un ajuste muy fino de tales radiaciones -o cualquier otra- para que su efecto sea visible en la parte exterior de las fibras de lino, sin penetración alguna, y para que su direccionalidad sea tal que produzca simultáneamente detalle e información tridimensional.
El Dr. Alan Whanger afirma que en la imagen de Turín, con técnicas fotográficas que realzan el contraste, es posible distinguir la imagen de estructuras óseas en el rostro y en las manos, así como de los dientes (en forma semejante a como se observan en radiografías médicas). Pero esto no significa la transmisión de radiación (que daría menor densidad de imagen en el negativo, y un correspondiente ennegrecimiento en el positivo fotográfico), sino emisión del mismo agente desconocido que produce el resto de la imagen corporal: los dientes aparecen como manchas blancas, especialmente tras el labio superior.
De todo lo expuesto puede afirmarse que ningún tipo de radiación, aun de origen milagroso, es adecuada en sus características de propagación y energía para explicar todo lo que se observa. No sabemos aún “salvar los fenómenos” en el sentido meramente descriptivo de los antiguos astrónomos ante los movimientos planetarios; menos todavía podemos dar razón de ellos. Pero este estudio nos lleva a puntualizar una serie de exigencias y de posibles factores a tener en cuenta para una teoría que no contradiga los datos:
- Descartamos la coloración por flúidos orgánicos que impregnasen la tela por contacto.
- Descartamos la formación de imagen sin contacto por radiaciones corpusculares o luminosas.
- Exigimos un proceso que ocurre siguiendo el influjo de la gravedad terrestre.
- El modo de formación debe llevar naturalmente a una imagen no deformada.
- Debe explicarse lógicamente la falta de imagen lateral de torso y cabeza.
- Tiene que ser posible la igualdad de intensidad en la imagen frontal y la dorsal.
- La hipótesis tal vez deba ser compatible con la impresión de estructuras óseas internas.
Ya que la imagen de Turín representa claramente el cadáver de un crucificado, y que entre los miles de víctimas de esa ejecución brutal solamente un caso es conocido de impresión sobre un lienzo, y todas las consideraciones de detalle y de tradición apuntan a Cristo como el crucificado envuelto en ese lienzo, es natural el relacionar la presencia de la imagen con el hecho único de su Resurrección, atestiguada por testigos fidedignos como un hecho histórico en el que se basa todo el Cristianismo. Por eso se puede permitir una sugerencia, tal vez audaz, especulando acerca de la transformación que sitúa al cuerpo resucitado “fuera de los límites de espacio y tiempo” (como lo expresa el nuevo Catecismo de la Iglesia Católica ). Y esto sin fuente externa de energía que destruya los átomos del cuerpo, ni afecte violentamente su entorno.
No será posible asignar una causa reproducible de orden físico: la resurrección, como la creación del Universo, trasciende las leyes y las posibles comprobaciones experimentales. Tampoco será de esperar que podamos asignar razones de que sea de un modo u otro el desarrollo detallado de cómo se formó la imagen; lo único que podemos pedir a nuestros esfuerzos teóricos es un “como si” Newtoniano : la imagen tiene tales y tales características como si el proceso de formación fuese de tal manera. La única alternativa a este modo de proseguir nuestro estudio sería el confesar nuestra total incapacidad de entender el origen de la imagen desde el punto de vista físico, y acudir a un hecho milagroso cuyos detalles quedan ocultos en la actividad sobrenatural del Omnipotente.
Procediendo sobre esta base de querer “salvar los fenómenos”, al menos cualitativamente, es de importancia primordial el proponer algún proceso controlado por la gravedad, según la idea que subraya el Dr. Jackson. En nuestra experiencia diaria, solamente la caída de los cuerpos es algo claramente bajo control gravitatorio en su desarrollo dinámico, y la vertical en cada punto se determina por la trayectoria de cuerpos en caída libre, sin fuerzas laterales. El observar una dependencia de tono en la imagen con respecto a la distancia vertical entre lienzo y cuerpo, nos puede sugerir una caída de la sábana en el momento en que el cuerpo deja de estar localizado en nuestro entorno espacio-temporal, y deja de servir de apoyo a la tela.
Si suponemos que esta “deslocalización” del cuerpo no es instantánea, sino que ocurre en un tiempo del orden de un segundo, el lienzo puede caer unos 5 cms (no es caída en el vacío, sino en el aire y con un factor de frenado debido a la rigidez de la tela y a la posible resistencia residual del cuerpo evanescente). Durante la caída, el lienzo, previamente abultado por la convexidad del cuerpo, debe ir adoptando una forma cada vez más plana, con la consecuencia de permitir una imagen por contacto sucesivo con las diversas partes del cuerpo, sin distorsión, y de sugerir que no habrá imagen lateral en los costados o la cabeza, por tender la tela a alejarse de esas superficies. Es posible, incluso, que estructuras óseas no muy profundas se vean en contacto con el lienzo por un breve instante, pero solamente en la parte frontal, pues el lienzo sobre el que descansa el cadáver no participa de esta caída, y es la epidermis la que produce la imagen dorsal
por simple contacto simultáneo.
En cambio, en la parte frontal, la intensidad de imagen refleja el tiempo de contacto: mayor en las partes más salientes del cuerpo, que afectan a la tela inmediatamente; menor en aquellas que sólo entran en contacto con el lienzo cuando éste cae mientras el fenómeno causante de la imagen está ya desapareciendo. Por ocurrir la impresión siempre por contacto inmediato, tenemos la imagen con detalle; por ser distinta la duración (y la intensidad de energía evanescente) como función de la profundidad, tenemos intensidad variable y la posibilidad de recuperar tridimensionalidad. No hay radiación en el sentido físico de la palabra, pues no hay emisión corpuscular ni energética a distancia, y el dilema de compaginar transmisión isotrópica y colimada desaparece.
Según este esquema explicativo es posible dar razón de la “radiografía” inversa que permite ver los huesos de los dedos extendiéndose hasta la zona carpal, e incluso de la presencia de una especie de sombra del pulgar oculto tras la palma de la mano izquierda. Lo mismo puede decirse de la marca de huesos nasales y de los dientes en ambas mandíbulas. La falta de imagen identificable como debida a partes más profundas del esqueleto sugiere que el tiempo de actuación sobre el lienzo fue muy breve. Y la superficialidad de la imagen implica una fuente de energía muy débil, sin poder alguno de penetración en los hilos de lino. Tal vez comparable a las descargas de electricidad estática que observamos en telas sintéticas en condiciones de sequedad ambiental.
Sin duda alguna será necesario un estudio más detallado y profundo de todas las características de la imagen y sus implicaciones para esta nueva hipótesis, para refinar el modelo explicativo o para descartarlo si parece incompatible con algún dato. Actualmente, aun considerando que es la sugerencia de mayor probabilidad dentro de las que se han dado a conocer, se presentan ya varios interrogantes que exigen una cuidadosa evaluación:
- ¿Por qué ocurre la deslocalización corporal durante un tiempo, breve, pero no instantáneo? Si es un acto milagroso, fuera de las leyes físicas, no parece claro que deba ocurrir en un modo que sugiere alguna fuerza finita actuando en forma progresiva.
- La impresión de la moneda del párpado derecho no debe atribuirse a su deslocalización, que no es aplicable sino a la materia transformada por una resurrección del cuerpo antes viviente. ¿Es explicable esa imagen?
- Las partes más densas del cuerpo parecen dejar una huella más intensa. ¿Cómo se relaciona la densidad (número de partículas por volumen) con la causa de la imagen?
- Las manchas de sangre sobre el lienzo cubren tela donde no hay imagen, a pesar de corresponder a zonas epidérmicas claramente marcadas en la vecindad de la mancha. Parece, por tanto, que la imagen se formó en la tela de fuera a dentro, de modo que el coágulo de sangre actuó de pantalla protectora sobre el lienzo. En la hipótesis expuesta esto indicaría que la energía que afectó a la tela no era suficiente para atravesar una capa fina de sangre seca. ¿Puede notarse en ella una variación de propiedades que sugiera que estuvo expuesta a un agente identificable?
- De establecerse en forma indudable que hay otras imágenes no corporales en el lienzo, que tienen las mismas características de la imagen humana a la que rodean, resultará más difícil todavía el dar una explicación única para todas ellas, aun dentro de hipótesis que solamente intentan ser de carácter descriptivo y permiten el recurso al milagro como causa última.
Queda indicado, repetidas veces, que la Física no sugiere ninguna razón del por qué de la imagen corporal, ni de ninguna otra que pueda encontrarse en el lienzo y que tenga propiedades del mismo tipo. Lo que se ha presentado en este análisis es un proceso eliminatorio de hipótesis no aceptables, por su insuficiencia explicativa, o por ser incompatibles con parte de los datos. Tan sólo una propuesta de tipo meramente cualitativo da suficiente congruencia como para considerarla como base posible para un desarrollo ulterior: la caída de la parte superior de la sábana por el espacio donde el cuerpo estaba antes de la resurrección, de forma que se da un brevísimo contacto del lienzo con las estructuras corporales transitoriamente dotadas de una ligera energía (tal vez semejante en sus efectos superficiales a la electrostática), mientras el mismo fenómeno actúa sin movimiento sobre la parte en contacto con el dorso.
La imposibilidad de verificar directamente la hipótesis por trabajos de laboratorio sustrae su estudio del ámbito propiamente científico, aunque haya posibles congruencias con propiedades de la imagen que podrían verificarse en exámenes futuros, y que darían nuevas razones para aceptar o desechar la propuesta. Pero cualquier otro avance en su inteligibilidad -indicando causas- supondrá consideraciones de orden meta-físico, apoyadas en razones puramente teológicas cuyo valor se basa en datos de la fe y no en pruebas de raciocinio o experimentación. No es esto algo inaceptable en principio: si la Física no puede explicar la vida inteligente, menos aún puede extender su ámbito a situaciones de orden sobrenatural.
RESUMEN - CONCLUSIONES
El conjunto de estudios médicos, arqueológicos, químicos y físicos, apunta claramente a la conexión directa entre el lienzo de Turín y la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. No hay otra posible razón de que ese lienzo exista, de que contenga la información que en él se observa, de que se haya conservado y venerado durante siglos. El hecho innegable de que nadie ha podido reproducir la imagen, ni explicarla por proceso alguno conocido, lleva también a concluir que solamente un hecho único en la historia puede aducirse como causa.
Expertos en costumbres de enterramientos judíos, o en razones médicas de flujos de sangre, tal vez causados por plausibles manejos de un cadáver, pueden encontrarse en desacuerdo sobre detalles inferidos de la sábana. Pero mientras costumbres y leyes rituales pueden verse como inaplicables en un caso concreto, de enterramiento provisional y precipitado, las leyes de la Física no cambian por ninguna circunstancia humana. Por eso considero el núcleo de la cuestión de la autenticidad de este objeto único el aplicar criterios de carácter físico a su estudio, al menos para sugerir procesos posibles, tanto en el sentido de resolver discrepancias como de proponer alguna idea positiva.
Contra el enorme acervo de estudios y razones en apoyo de la autenticidad de la sábana, hay solamente un dato discordante: la datación por Carbono 14. Hay indicaciones serias de que no se han tenido en cuenta circunstancias que pudieron llevar a conclusiones erróneas al determinar la fecha, además de fallos metodológicos. Todo esto ha sido documentado por diversos autores, aun sin implicar falta de objetividad, o fraude, en el proceso de medida. Solamente una nueva serie de pruebas, hechas con todo rigor e interpretadas con todos los factores que influirían en el resultado, puede despejar el problema de esa datación incongruente. Y eso debe llevarse a cabo sin invocar hipótesis poco fundadas física o teológicamente para sugerir que una intervención sobrenatural modificó el contenido de C 14 en el lienzo de una manera totalmente “ad hoc” y que lógicamente induce a error y debilita su valor histórico.
El problema más difícil de solucionar, desde el punto de vista físico, es el de la formación de la imagen corporal que hace único al lienzo de Turín. Ninguna hipótesis de producción artificial es compatible con lo que se observa; tampoco ningún proceso conocido o plausible en el contacto de un cadáver con la tela que lo envuelve. En consecuencia, debemos aceptar que un hecho de orden sobre-natural ha sido determinante para darnos la imagen que observamos. El hecho obvio es la Resurrección.
Aun dentro de este “modelo” explicativo (en el sentido científico, que indica un punto de vista determinado) no es posible atribuir la imagen a ningún tipo de “desmaterialización” que deshace literalmente al cuerpo; tampoco puede explicarse por forma alguna de radiación en el sentido normal de la palabra, que implica un comportamiento según leyes determinadas. Es posible, en cambio, dar una descripción, cualitativamente coherente con los datos, en la hipótesis de que el lienzo cayese verticalmente a través de un cuerpo que deja de estar localizado, de modo que la tela estaría en contacto sucesivo con diversos niveles de estructura corporal..
La Iglesia Católica nunca ha querido pronunciarse sobre la autenticidad de la sábana, ni sobre la información que de ella se desprende, ni menos aún sobre la explicación de la imagen: no es materia de fe el aceptarla o negarla, ni debe introducirse el aspecto religioso en el estudio. Es un objeto físico, de interés arqueológico, que tiene que estudiarse como tal. Pero no hay que cerrar los ojos tampoco a sus implicaciones, sean éstas positivas o negativas, con respecto a nuestras ideas filosóficas y teológicas. Ni hay que pedir disculpas a la ciencia si un estudio objetivo de todos los hechos nos lleva a confesar que algo desconocido dentro de los procesos físicos normales tiene que invocarse para explicarla. Y esto sí puede dar una nueva razón de apoyo al testimonio de quienes dieron su vida por afirmar que Cristo resucitó por el poder de Dios, para nunca más morir.
La sábana de Turín es, en este modo de entenderla, un complemento asombroso de los relatos evangélicos sobre la Pasión. Es también una huella de un hecho maravilloso: la transformación de un cuerpo humano en algo que existe fuera del marco de espacio y tiempo..
Dr. Manuel M_. Carreira, S.J.
http://idd0098d.eresmas.net/sindcarr.doc
Estudios científicos favorables a la autenticidad.
No es un secreto que los enemigos de la fe se enfurecen contra las pruebas favorables a la autenticidad y han creado numerosas publicaciones tratando de desacreditar con toda clase de mentiras la impecable evidencia que no pueden rebatir con la razón. Por ejemplo algunos siguen diciendo que la sangre no es mas que pintura medieval, que el rostro de Cristo está inspirado en las pinturas góticas, etc.
Observemos la evidencia.
La Sorpresa de la Fotografía.
El 28 de mayo de 1898, Secondo Pía, al hacer las primeras fotografías de la Sábana Santa tuvo una gran sorpresa en el cuarto oscuro: La imagen en negativo apareció majestuosamente como una imagen en positivo con extraordinaria claridad y detalle. Así se dio cuenta de que la imagen representada en la tela constituye un auténtico negativo. Es evidente que un plagio medieval no podía prever la fotografía. Simplemente no se conoce en la historia de la iconografía anterior al siglo XX, de ningún otro caso una imagen que sea un negativo.
Científicamente se ha podido comprobar:
Expertos de la NASA en 1977, utilizando un ordenador descubrieron que la imagen tiene propiedades tridimensionales, que no pertenecen ni a las pinturas ni a las fotografías.
En 1978 la Iglesia permitió a un equipo internacional de mas de dos docenas de eminentes científicos investigar el Lienzo. Los análisis fueron extensos, envolviendo diversos métodos desde rayos x, microscopía hasta análisis químicos. He aquí algunos de los resultados mas sorprendentes:
Los estudios del tejido sitúa su procedencia en el área sirio-palestina en el siglo I.
En 1978, el biólogo y criminólogo suizo Max Frei Sulzer del Centro Internacional de Sindonología, tomó muestras del polvo del Sábana. y pudo comprobar la existencia de polen de flores de Palestina. También se ha encontrado áloe y mirra como la que utilizaban en el medio oriente los judíos para preparar los cadáveres. El falsificador medieval hubiera tenido que adelantarse a la invención del microscopio para añadir elementos invisibles al ojo humano: polen, tierra, suero, aromas para la sepultura...
Sobre los ojos hay huellas de monedas acuñadas en el año 29 D.C. bajo Poncio Pilato. Esto corresponde a la costumbre de la época de Jesús de poner las monedas para mantener los párpados cerrados. Fueron descubiertas en 1954 y en 1978 reconocidas en mayor detalle.
Los análisis de las huellas de sangre, hechos en el 1978 por Pierluigi Baima Bollone y otros, han indicado la presencia de sangre humana, del tipo AB. Estudios del grupo STURP uso espectroscopia , florescencia de rayos x y rayos ultravioletas, termografía y radiografía y otros mecanismos sofisticados para comprobar la presencia de la sangre.
"La sangre es sangre de un hombre que padeció una muerte traumática" asegura el químico Alan Adler quien además asegura que tanto los análisis químicos como la florescencia amarillo-verdosa visible bajo luz fluorescente, indican la presencia de flujos de sangre. Esta sustancia era desconocida hasta el siglo XX, por lo que no puede ser la obra de un artista medieval. Adler piensa que la imagen fue producida por algún proceso de radiación.
La Imagen: No existen indicios del uso de brochas en la imagen. No se utilizó ninguno de los métodos artísticos conocidos para hacer la imagen. La imagen tiene solo una fibra de profundidad.
El mismo grupo de científicos de STURP, comprobaron la absoluta ausencia de pigmentos, tintas u otros medios de pintura en la Sábana Santa. No hay imagen del cuerpo bajo las manchas de sangre. Por lo tanto, la imagen se formó después de las manchas de sangre. La imagen del cuerpo del Hombre de la Sábana no está hecha manualmente: no es una pintura, ni una quemadura (las quemaduras existentes no son parte de la imagen sino que fueron causadas por un incendio en 1532). El origen de la misma es un enigma científico que todavía no se ha resuelto. No se conocen los mecanismos físico-químicos que han producido esta oxidación y deshidratación de las fibras más superficiales del tejido. Sobre la Sábana no hay huellas de pigmentos colorantes. La imagen es el resultado de deshidratación y oxidación de la celulosa contenida en las fibras en la superficie de la tela. Pero como se formó es aun un misterio.
Desde el campo de la medicina: La imagen que aparece en negativo permite un minucioso estudios anatómico y de las diferentes heridas que aparecen en le cuerpo. El primer cirujano que comprobó la absoluta exactitud anatómica de esas heridas fue el profesor de Anatomía Comparada de la Sorbona, Yves Delage, de la Academia de Ciencias de París. Este profesor era agnóstico, sin embargo no le quedó la menor duda de que solo un hombre que hubiera padecido los tormentos físicos de Jesús podría haber dejado tales huellas.
Una multitud de médicos han podido confirmar los hallazgos del Doctor Delage. Pierre Barbet (cirujano del Hospital de S. José de París), Giovanni Judica Cordiglia (profesor de Medicina Legal de la universidad de Milán), Dr. Roberto Bucklin (medico forense, patólogo del Hospital de los Angeles, California), el Dr. Rudolf W: Hynek (de la Academia de medicina de Praga)... todos coinciden en afirmar que la representación de las heridas es anatómicamente perfecta y con detalles desconocidos en la Edad Media. Por ejemplo, el halo de suero alrededor de las manchas de sangre -no visible a simple vista; salpicaduras y sinuosidades de los regueros sanguíneos, el hinchazón del abdomen -típico de la asfixia- etc...
La Sábana Santa revela datos desconocidos en tiempos medievales. En el siglo XIV, la iconografía tenía un ínfimo desarrollo del realismo anatómico. Además todas las imágenes de la época demuestran que se desconocían los elementos históricos y arqueológicos sobre la flagelación y la crucifixión según se hacía en el siglo I. Sin embargo se ha podido demostrar que el Sábana Santa no sigue la iconografía medieval sino que muestra estos elementos con suma precisión tal como corresponden al tiempo de Cristo.
Por ejemplo, que Cristo no cargó con toda la cruz, sino sólo con el madero horizontal («patibulum») y que no lo clavaron por las palmas y sino por las muñecas. Estudios han demostrado que un cuerpo colgado por las palmas se desgarraría mientras que uno clavado por las muñecas se sostiene. Mientras que en tiempos medievales representaban la corona de espinas en forma de aro horizontal sobre la frente, la Sábana Santa revela que las espinas fueron impuestas en forma de casco.
Para lograr una semblanza perfecta, como la impresa en el lienzo, en caso de que la Sábana Santa fuera medieval, se requeriría que se martirizara a una víctima, la sometiera en vida a setecientas heridas y que una vez muerta, le traspasaran el corazón con una lanza.
Pero además se requeriría que la víctima tuviera un rostro perfectamente afín con las decenas de iconos de Cristo difundidos en el arte bizantino desde el siglo VI. La afinidad del rostro de la Sábana Santa y los antiguos iconos ha sido documentada por Giovanni Tamburelli en el año 1989, quien encontró muchos puntos de congruencia de tal manera que habría que pensar que la faz del lienzo fue el prototipo para la iconografía cristiana primitiva (en cuanto a las características del rostro. Ya hemos visto que no pudieron copiar los detalles anatómicos).
El tejido del lienzo, envolvió un auténtico cadáver durante un período de 30 a 36 horas, como lo demuestran las setecientas heridas pequeñas y grandes calcadas sobre el lino por contacto. Exámenes minuciosos conducidos por médicos han asegurado además que se trata de una perfecta imagen de un cuerpo humano, torturado por la corona de espinas, azotes, la cruz, traspasado por la lanza... Los efectos naturales de esos tormentos sobre un cuerpo humano están claramente manifiestos de tal forma que sería imposible de imitar y menos sin las técnicas modernas.
Está científicamente reconocido por todos los expertos de todas las tendencias que, independientemente de que la Sábana haya sido o no utilizada para envolver el cuerpo de Cristo en el siglo I, se trata de un caso arqueológico único en el mundo. Hoy día el lienzo es estudiado por treinta disciplinas diferentes.
Lo que explica en este artículo, es que no es tanta casualidad el hecho de que tengamos vida y hagamos estudios para descubrir que somos únicos gracias las constantes específicas que nos dan vida. Este estudio da más razon, al hecho de que hay que proteger a la vida como algo único e irrepetible.
Luego, el tema sigue siendo que sin estas constantes universales, el ser humano no podría existir, aunque puedas pensar que solo es causalidad del azar.
La teoria de la inflación creo recordar que no necesita de singularidades.
Aunque el mecanismo responsable detallado de la física de partículas para la inflación se desconoce, la imagen básica proporciona un número de predicciones que se han confirmado por pruebas observacionales. La inflación es actualmente condiderada como parte del estándar Big Bang cosmológico caliente. La partícula elemental o campo hipotético que se piensa que es responsable de la inflación es llamada
inflatón.
http://es.wikipedia.org/wiki/Inflaci%C3 ... C3%B3smicaPuedes poner alguno de los estudios? No le encuentro relación.
Si, quizás me he pasado un poco de mi campo de conocimiento sólido, al decir que la relativida general esta relacionada con el efecto que produjo la imagen en la sábana santa. No obstante, tengo mis tesis sobre la materia.
La relatividad general es cuando se produce el inflaton y se produce el primer bigbang, la luz se empieza a separar de la materia oscura del universo y empieza a crecer el universo hasta nuestros días. Antes del bigbang, la luz y toda la materia estaba todo junto, hasta que se produjo el bigbang que marcaría nuestras constantes vitales del día de mañana, esto es a grosso modo una explicación de andar por casa, sobre lo que es la relatividad general.
http://blogcon-ciencia.blogspot.com/200 ... scura.htmlLa relación es la siguiente; Según nos enseña la biblia, Jesucristo es el enviado de Dios, que con su muerte y resurrección, Él nos abrió de nuevo las puertas del paraiso perdido con el pecado original que cometieron Adan y Eva. Según ésto, es tan relevante este motivo de resurrección de Cristo para abrir de nuevo las puertas del cielo y salvarnos a todos los que queramos salvarnos, igual de relevante que el principio del universo y la existencia de la raza humana en el universo.
Te preguntarás que tiene que ver todo esto que estoy contando, pues resulta que el efecto que produce la relatividad general(inflatón-bigbang) cuando se separa la luz de la materia oscura, en la sábana santa, pasa algo parecido con el efecto que produce la imagen de la sábana santa, de donde sale la energía que produjo, la resurreción de Jesucristo, que abrió de nuevo las puertas del cielo, y que por nuestros medios convencionales no llegamos a comprender la generación de la imagen de la sábana. Para mi el efecto "bigbang-inflaton" y el efecto que produjo la sábana santa estan correlacionados de alguna manera, de ahí que afirme las similitudes entre la relatividad general y efecto que produjo la imagen en la sábana santa.
Un apunte más: El efecto que creo la imagen tridimensional de la sábana santa, es un efecto comparable al de hacer una radiografía desde el punto más interior de tu ser, hasta el exterior. La imagen de la sábana santa es una radiografía que sucede desde dentro a fuera, la luz del flash que creo la imagen, venía del interior del cuerpo de Dios.
Aquí faltan referencias a estudios que indiquen que la Sábana Santa es algo más que un trozo de tela pintado. Además se fechó y dió como resultado la Edad Media creo recordar. La explicación que diste para ello me parece muy fantasiosa.
Los estudios con carbono 14 que se hicieron a la sábana santa se ha demostrado con creces que estan contaminados, de la misma manera, la prueba carbono 14 tiene un nada desdeñable historial de errores de bulto:
Por poner unos cuantos casos:
1) Caparazón de caracoles vivos (sic) arrojaron una antigüedad de ...24.000 años a.C. (”Science”,12/88).
2) Los mismos laboratorios que intervinieron en la datación del Sudario (Tucson y Zurich), fecharon un lino de 50 años en 350 d.C.
3) Momia de Manchester (edad posterior a las vendas 800/1000 años)..
4) Piel de mamut de 26000 años , datada en 5600 años.
5) Hombre de Lindow (300 a.C., 100. d.C.,500 d.C., tres dataciones con una diferencia de 800 años).
6) Emplazamiento arqueológico de Jarmo: 4.700/6.000/7.000/10.000 años (diferencia: 5300 años)
7) Una foca recién muerta: 1400 años (Antartic Journal, 21.1.1984).
8) Un cuerno vikingo de 1500 años datado en un laboratorio de Tucson: 2006…d.C.
Carbono 14: método inventado por el químico estadounidense Willard Libby en 1949. Este científico observó que los átomos de carbono 14 son inestables debido a la presencia de 8 neutrones en el núcleo, en lugar de los 6 habituales del carbono corriente ( C 12 ).
El carbono 14 se encuentra en la atmósfera y se transmite de modo uniforme a todos los seres vivos a través del dióxido de carbono. Las plantas lo absorben durante la fotosíntesis, luego son consumidas por animales herbívoros y éstos, a su vez, por carnívoros. Al morir el ser vivo cesa la absorción de carbono 14 y su concentración comienza a descender debido a la desintegración radiactiva, que tiene un ritmo constante ( la mitad del carbono 14 de cualquier muestra tarda 5.730 años en desintegrarse, período conocido como “vida media”) . Conociendo ese ritmo se puede calcular la antigüedad del tejido muerto midiendo la cantidad de carbono 14 restante. Cada átomo de carbono 14 se desintegra emitiendo partículas beta, y éstas se miden con un contador Geiger. La medición nunca es exacta, por lo tanto las fechas se expresan acompañadas de una tasa de error probable ( desviación típica ). Los laboratorios expresan la antigüedad del objeto fechado en “años antes del presente” y por convención se considera al año 1950 como el “presente”.
Se necesitan unos 5 g de carbón puro para fechar una muestra, aunque ya existen equipos que pueden datar cantidades menores. El lapso que puede ser fechado con mayor exactitud oscila entre los 400 y los 50.000 años antes del presente, aunque las nueva tecnologías permiten datar objetos de 80.000 años, aproximadamente.
En un primer momento, Libby supuso que la concentración de carbono 14 en la atmósfera había permanecido constante, pero hoy sabemos que ha variado, en gran parte debido a los cambios en el campo magnético terrestre. Esto pudo comprobarse mediante el método de la dendocronología. Por lo tanto, las primeras dataciones de carbono 14 debieron ser corregidas.
Los arqueólogos debemos ser muy cuidadosos al extraer las muestras de la excavación. El método de carbono 14 sólo se puede usar sobre materiales orgánicos, por lo que las muestras suelen ser maderas, semillas, carbón vegetal, otros restos de plantas y huesos humanos o animales.
Se debe estar atento al contexto porque la muestra puede estar ya contaminada antes de su extracción. Al obtener la muestra se la debe colocar en un recipiente hermético y rotulado en el exterior, y bajo ningún punto de vista puede estar en contacto con materia orgánica porque la datación posterior daría una fecha más reciente (la muestra se “rejuvenece”). Por último, debemos insistir en la necesidad de trabajar con más de un fechado para tener dataciones confiables. Siempre se dice que “una sola fecha no fecha”.
La sábana santa, a lo largo de su historia ha pasado por muchos episodios diferentes, en un principio la iglesia no acepto la sábana como sagrada, durante mucho tiempo ha sido manoseada y besada por mucha gente.
En el enlace que dejó más abajo sobre la sábana santa, viene bastante información sobre los motivos de que salgan fechas dispares en las pruebas del carbono C14.
De todas maneras veras que con los estudios más recientes y científicos sobre la sábana santa, sigue siendo un completo misterio, como las personas divinas o Dios que crearon la sábana santa, dominaran hasta tal punto la ciencia cuántica, como para hacer un objeto
inigualable por medios humanos. ¿Por qué no existe una copia de sábana santa con todo tipo de detalles científicos que nos sobrepasan, como ocurre con la original? Pues te responde la misma pregunta, porque no hay suficientes medios técnicos para crear una copia. Eso ya dice mucho de la sacralidad de la imagen de la sábana santa.
¿Quién ha dicho que haya un más allá?
Tienes razón, no tenía que usar esta expresión, porque esta fuera de contexto en este tema, para mi el más alla es cuando muere tu cuerpo. Tu alma es la que se va al más allá y no tendrás posibilidad de dar marcha atrás de lo hecho y desecho, por lo que no viene a cuento hablar en estos temas científicos y religiosos tan actuales y mundanos y combinarlos con ideas esotéricas de otro costal, al menos en este tema concreto, disculpa el lapsus linguae.
strumer escribió: Y puedo entender ese punto de vista en que un dios no puede teledirigir a las personas, pero no me jodas, tanta perfección y nos deja esas placas tectonicas flotando esperando a que choquen entre ellas? Vale que digas que un dios no puede teledirigir a las personas pero ahí creo que si no fuese cruel sí que podría intervenir o no??
videoconsolas escribió:Y los pasajes de la biblia donde dios mata, mutila y quema a poblaciones enteras? Un ejemplo: las diez plagas de egipto, imagina que ZP no retira las tropas de irak, Dios encoleriza y asola tu casa, tu familia, tu gente.. ese dios es amor?
y si crees en dios, dime.. porque dios ha diseñado un mundo donde pueden ocurrir cosas como lo de haiti? no es tan perfecto su universo.. parece..
El Dios de amor, no es compatible con el Dios de venganza, o Dios avisa del mal porvenir y da tiempo para que la gente de marcha atrás, o crees que Dios toma venganza por placer.
Si lees bien todos los pasajes, Dios, antes de que la naturaleza haga estragos, Dios avisa de las males que han de venir por mal uso de la naturaleza.
Dios no castiga ni condena gratuitamente, siempre avisa desde la naturaleza, luego después de fallar a la naturaleza, vienen las lamentaciones.
Es lógico vuestro planteamiento si solo existiera un universo, pero teniendo en cuenta que la gente que muere inocente o se arrepiente de verdad antes de morir, irán al cielo o multiverso absoluto, y eso es mucho más gratificante para estas personas, que seguir sufriendo en la tierra, en el universo. Por lo que si mueres en gracia de Dios, no es problema de ningún tipo, ya que todo tu anterior mundo se restablece celestialmente hasta el infinito junto con los otros mundos en gracia de Dios.
Eso no quita, que se tengan que tomar las medidas oportunas para que estos desastres no afecten tan gravemente a estas personas.
Con otro tipo de construcciones más modernas, como hay en ciudades de Japón o de EEUU, se podría reducir considerablemente la cantidad de víctimas mortales. La causa de tanta víctima es por neglicencia social, de no tener las edificaciones al día para evitar males mayores en situaciones del estilo, por culpa de la corrupción de algunas personas de poder.
No se puede culpar a Dios de las matanzas que perpetran los hombres. Dios no obliga a matar al prójimo en ningún caso, otra cosa son los fanaticos de cualquier bando que coaccionan a las personas para conseguir beneficios exclusivos, estos son los peligrosos que se ciegan y llevan a la ruina a sus semejantes.