Buenas tardes.
Os pongo en antecedentes. En estos momentos estoy en una baja laboral de larga duración por tiempo completo, por estress y ansiedad (Y mucha depresión, aunque oficialmente no lo digan). La cosa originalmente iba para tres meses, y hoy se ha cumplido el primero.
Trabajo (trabajaba) de soporte técnico helpdesk, subcontratada por una empresa de soluciones de IT a otra empresa y trabajando siempre en la oficina. Salvando los temas contractuales, trabajo como una persona más de la “empresa cliente”. Básicamente estoy de “chico para todo” al nivel más bajo. Arreglar cualquier cosa que se rompa en relación con los usuarios, copiadoras, preparación y organización de reuniones, videoconferencias, etc. Salvando administrar el dominio, hago casi cualquier cosa, y soy la persona de contacto principal que recibe las llamadas de 70 personas y tiene que redirigirlas cuando las cosas se salen de mis responsabilidades.
ApartE de eso, siempre tengo unos cuantos proyectos asignados, desde plantillas de ofimática con menus en Visual Basic a creación de documentación, etc. Todo esto con tres teléfonos colgando del cinturón y vigilando todo.
En fin, son ya cinco años desde que empecé a trabajar en Septiembre de 2008. Como algunos habéis leído, en 2012 me diagnosticaron con Disforia de Género y transexual femenino. Una historia poco agradable que añade tensión adicional con mi familia, etc. Teóricamente no debería haber sido un problema laboral.
Tras el cuarto año las cosas empezaron a empeorar. Llego un nuevo jefe auténtico cacique, y una persona de mi departamento que ya las tenía de TóxicA prácticamente comenzó lo que con el tiempo se convertiría en una campaña de Mobbing contra mí, con connotaciones transfóbicas. Desde ignorar que existo a conseguir que me impidan el uso de los cuartos de baño. Desgraciadamente es el ojito derecho del nuevo jefe y son técnicamente intocables.
Bueno, es un trabajo que es cualquier cosa menos agradable. Un teléfono que suena todo el día, incidencias cada 10 minutos, y múltiples proyectos que debería hacer en “ratos libres” pero al final es imposible debido a la fragmentación e interrupciones. Son demasiadas responsabilidades para una sola persona que han ido creciendo a lo largo de los años. Pero la cosa empezó a ponerse peor.
Dentro de mi propio departamento la “tóxica” empezó a atacarme por cualquier cosa, dar chivatazos de cualquier fallo mío en la atención, salida de tono o mala respuesta (antes o después acaba pasando con tanta presión). El jefe cada dos días me llamaba en privado con “me han dicho que has hecho esto, o que has dicho tal cosa, etc”. Basicamente son unos hijos de puta y no querían ningún tipo de prensa. Dejé incluso de poder comunicarme con el resto de personal tras años de conocimiento. Que no respondía al teléfono… (teléfono que perdía el alcance, y me obligaban a responder incluso en el cuarto de baño), que no leía mis correos… (al no haber una dirección específica para las incidencias se mezclaba todo, no tenía ningún dispositivo móvil con el que estar al día de lo que recibía y al final con la carga de trabajo no podía ni leer el correo y saber qué pasaba. Los mensajes me enterraban y por mucho que anotase todo, al final estaba trabajando por encima de las cosas que podía controlar al mismo tiempo.
Con el tiempo acabé en ataques de pánico, y ansiedad. Se llegó a un “acuerdo” con la tóxica en la que se defendió con que todo lo que hacía contra mí era por falta de profesionalidad (Si me lo hubiese dicho en vez de insultarme cada día se podría haber arreglado fácilmente). En fin, se corrigieron un montón de pequeñas cosas en mi forma de trabajar, y aun así siguieron echándomelas en cara incluso cuando ya estaban solucionadas.
El jefe nuevo también empeoró las cosas, al obsesionarse con registros de mi actividad absurdos. Estaba obsesionado con “Me debes horas. Aquí solo salen X. Donde están las 5 horas de trabajo que has estado esta semana?” Al final perdía más tiempo tratando de averiguar por donde se iba el tiempo “llamadas, desplazamientos, organización, parar para leer correos… Llegué a contar el tiempo que iba al baño, pero era imposible obtener tiempos exactos al hacer mil cosas distintas. Al final iba añadiendo minutos aquí y allá hasta sumar ocho horas.
Nada, que cada vez estaba más estresada. Putadas y malos modales de mi propio equipo, sobrecarga de trabajo, jamás se solucionaba un problema sobre el que llamaba la atención o redactaba un informe. Practicamente me habían echo el vacío. La desgraciada esta se dedicaba a echar pestes de mi aspecto (trabajé 4 años y medio de chico y medio más de chica) en la etapa intermedia de mi transición. Obedecía en todo como una esclava para que nada más pasase, pero al final todo era pensar “Qué desgracia va a pasar hoy. Por qué nuevo motivo van a darme el rapapolvo diario. Cuando cambio algo buscan un nuevo motivo para quejarse”. Cada día vivía en un estado de pánico y ansiedad, y la producción disminuía. Acabé encerrada 30 minutos en el baño primero hiperventilando y luego llorando sin poder controlarme.
Por mucho que lo hablase, no podía hacer nada salvo seguir aguantando. Por cláusulas contractuales pueden sustituirme por otra persona sin dar explicación alguna, al ser yo un “producto” ofrecido por mi empresa al cliente. Si no les gusta el aspecto de una manzana, pueden pedir otra, no preguntarán el por qué. Aún con tanta queja han seguido manteniéndome, pero… Imaginaos que el día que se instaló el proxy, esta desgraciada dijo que quería ver todo lo que hacía y donde navegaba, buscando algo para atacarme (y se lo dice a mi compañero que no la traga pero lo oculta mejor). Claro que lo que no parece saber es que no tengo tiempo para navegar en internet salvo los 10 minutos que paso en Cracked con el café de media mañana.
Bueno, pues llegó el día D. Estaba en los límites de mi capacidad (múltiples eventos públicos en los que organizaba toda la infraestructura en el medio de una semana horrible en la que todo lo que podía fallar había fallado). La tóxica (en este punto queda claro que me tiene verdadero odio y asco) llevaba molestándome ya dos días con una queja de un programa según ella crítico que no le funcionaba, y que cuando le iba a dar una solución. Le había enviado la solución múltiples veces por correo, voz… Lo había hablado con mi compañero de faena y sabíamos lo que había que hacer, pero nunca nos hacía ni caso. Siempre decía que no, que lo tenía bien, y cuando le pedíamos que nos dejase revisar su equipo ni se dignaba a mirarnos o siquiera escucharnos. Pero seguía molestándonos.
Al final tratando de quitármela de encima para poder hacer mi trabajo porque ya estaba desesperada, cometí el peor error de mi vida. Dado que tenemos todos los equipos con los discos locales compartidos de forma oculta (la configuración por defecto de Windows XP y 7, los dos sistemas que usamos) y todos los equipos usan la misma cuenta de administrador, entré por detrás a su C:\Program Files y pude ver claramente que nos estaba mintiendo y no hacía ni caso. Cuando le repetimos lo que había que hacer y dijo que ya lo tenía bien, en mi cabreo dije “No, no lo tienes. Ni siquiera está instalado”. “Y tú como sabes eso?”.
Obviamente tuve que explicar que me había conectado. Llegados a este punto hay que decir que tenemos algo de moralidad gris. Aparte de las conexiones de escritorio remoto con Atelier, Logmein, etc, a veces accedemos a los discos de PC’s encendidos (no deberían contener archivos personales de ningún tipo). Es más rápido si tenemos que copiar algún fichero o arreglar algo de forma rápida, y todos lo hacemos en el departamento. Simplemente no lo decimos. Ella también lo hace y cosas peores (se pasa el día poniendo a parir a todo el mundo como si ella fuese la única persona decente en el mundo. Cabe decir que cae mal a un tercio del personal, pero está protegida y se le da bien poner la "máscara". Se las da de alta clase y familia rica)
Bueno, pues se fue corriendo al jefe a chivarse de que la estaba espiando, de que podía ver sus cosas personales, de que había vulnerado la LOPD… Ahí ya fue lo que me rompió. Practicamente con toda la mierda que llevaba encima (sin contar la ansiedad adicional de transicionar de un género al otro y tratar de llevar una vida normal), me veía en la puta calle. Por no hablar de la inestabilidad emocional que causa la maldita hormonación.
Llamé a mi jefe en mi empresa y le expliqué toda la situación. Obviamente lo comprendía todo. La tóxica le tiene verdadero odio a él también, y no hay quien la aguante. Me recomendó que me cogiese la baja ya que era a sueldo completo. En caso de que me echasen no podían hacer nada pero me daría tiempo mientras me organizaba para buscar empleo de nuevo.
Perder el trabajo implicaba volver con una familia que se negaba a aceptarme y no quería verme a menos que revirtiese a ser un tío de nuevo (Hazme dejar ahora las hormonas y no saldré bien parada en tema de salud), y ya estaba prácticamente planeando el suicidio. No, no es broma.
Al día siguiente mi jefe había hablado con el jefe cabrón. Me dijo que no iban a despedirme, pero que habían propuesto una baja de larga duración, al menos tres meses. “Estar triste no es un motivo para no trabajar”, le solté. Y me dice. “¿Te has escuchado a ti misma? Estás llorando mientras lo dices. Tal como estás no aguantarás mucho más que unos meses si sigues así de mal. Necesitas tomarte un descanso y recuperarte. Y el jefe cabrón había accedido.
Aunque se había considerado una falta grave mi acceso, se decidió que no había actuado con otra intención que la de ayudar y que no había vulnerado dato alguno, y que no iban a despedirme. Ahí ya rompí y le expliqué todo. Los malos tratos, la sensación del miedo, el como pese a que hago todo lo que me piden siempre parecen encontrar otro motivo, la transfobia recibida (La tóxica Cambió la forma de tratarme empezó a atacarme sin parar en el momento que le revelé lo mío antes de hacérselo público a todo el mundo). Al final acepté. Y el muy cabrón “Ya corregiremos tus fallos a la vuelta”.
Al día siguiente fui al médico de cabecera a solicitar la baja. Entre otras cosas, surgió mi mismo punto de vista: “Cogerte una baja no soluciona el problema. Te va a estar esperando cuando vuelvas”). Y también dijo “Cuando fue la última vez que desconectaste durante al menos un mes del trabajo”. Probablemente nunca, estoy en contacto hasta en vacaciones.
Vida en baja. Llevo desde el 7 de Octubre sin trabajar y cobrando, y aunque al principio olvidé que existía el trabajo y me dediqué a reorganizar mi vida y ponerme al día con ella (el abandono era brutal, mi piso estaba lleno de ropa tirada, no limpiaba correctamente, hacía tiempo que el insomnio había vuelto y me había pasado el último mes tirada echa un ovillo en cuando llegaba a casa, alimentándome de precocinados al no tener fuerzas para nada).
Volvía a tener más visitas de psicólogo cada 15 días (Una de las gracias de la transexualidad es que seguridad social te controlará hasta el día que mueras), y la semana pasada les dije que quería volver a trabajar. Estoy demasiado aterrada pensando en que si sigo así me sustituirán.
Cuando me relajé pude comprobar que no tenía una úlcera de estómago, sino ataques de ansiedad cada mañana que hacían que me fuese al suelo apretándome el abdomen, y que se fueron al poco. Hasta la contractura del hombro disminuyó en el momento que me fuí (para volver en el momento que un día pasé cerca de la oficina y tuve miedo de que me vieran).
Obviamente a mi sustituto no le mola la idea. Por muy colega que sea, estaba en ERE y si yo vuelvo a trabajar, el vuelve a chuparse el dedo. Pero ya hay dos personas haciendo mi trabajo. En mi departamento por lo visto no se habla de mí, parece que soy un tema tabú como si nunca hubiese existido, y sólo puedo hacer paranoias de lo que oigo. Tanto tiempo sin trabajar me está afectando.
Mañana quiero ponerme en contacto con mi jefe para decirle que debo volver. SI ya he pasado un mes de “relax” (lo que me pidieron que hiciese), es hora de trabajar en como poder defenderme y cambiar mi modo de trabajo para que no puedan volver a atacarme, ya que ellos no pueden ser amonestados. Se dijo que hablarían para que mostrasen más respeto porque se consideró que se habían pasado de la raya conmigo, pero dudo que cambien. El caso es que cuanto más tiempo paso en dique seco, más riesgo hay, por mucho que me digan que mi trabajo va a estar esperándome. Es la primera vez desde 2007 que he estado 30 días sin trabajar, y mis únicas paradas hasta ahora han sido por gastroenteritis o un accidente laboral que me tuvo un día fuera y tres semanas cojeando.
Hasta los psicólogos declaran que es peligroso que siga parada más tiempo, ya que si pierdo mi fuente de ingresos puedo darme por jodida. Mañana voy a convencerles de que quiero estar de vuelta en diciembre, pese a que se empeñaron en que me tomase tres meses de baja retribuida y volviese estando al 100% tras el traslado. En mi opinión, no creo que vuelva tras tres meses.. Aparte, mi familia se enteró de la baja (No saben el motivo), y si no vuelvo me acusarán encima de que por cambiarme de género he arruinado mi trabajo (me habría suicidado hace mucho si no lo hubiese hecho). Llevo casi un mes sin hablarme con ellos desde que me prohibieron volver a verles a menos que volviese a vestir como un tío (Algo que me haría fracasar el Test de Vida Real).
Lo siento por las faltas de ortografía y las palabras repetidas. Leerlo de nuevo es suficiente para deprimirme. ¿Debería pelear por reincorporarme o aguantar los tres meses de baja que me presionaron para que cogiese? Me decían que algunos habían llegado a encadenar seis meses a un año de bajas de este estilo (incluyendo depresión post parto), pero no puedo hacer eso. Me quitas el trabajo y es demasiado terrible, como volver a mi época de parado de larga duración.