Han pasado 15 años desde que pude jugar a Shadow of the Colossus. Por aquel entonces tenía 14 años, y como muchos de mi generación, me quedé prendado de la épica historia de Warden para revivir a su amada. Y por fin, después de tantos años, he podido jugar y terminar The Last Guardian.
Y qué decir. La verdad es que se nota que la ambición de Ueda fue un verdadero obstáculo para llevar a buen puerto este videojuego. Animar y programar la IA de un gigante como Trico, y hacerlo relacionarse con el jugador y con el entorno de forma que parezca real, es algo de lo que la mayoría de desarrolladores no querrían ni escuchar hablar. Honestamente creo que les quedó un poco limitada. Trico hará la croqueta en el agua o correrá aprovechando un espacio abierto porque así está scriptado, mientras que las cosas que podemos hacer con el a nivel jugable no pasan de acariciarle y que se tumbe o salte dependiendo del comando. Yo he echado en falta algo más de interacción en ese aspecto: que le acaricie la tripa y se tumbe moviéndosele la pata, jugar lanzándole los cascos de los enemigos, que me empuje o se meta conmigo, poder alimentarle más a menudo y no cuando marca el juego... En definitiva, una interacción más basada en el cariño que en seguir avanzando.
Por otro lado el control y la cámara, sí, dan varios problemas. Se habla mucho de Trico pero se nota que también se puso mucho mimo en recrear al niño. Sus saltos, cómo se agarra, como recoge las cosas... incluso las hostias que se mete. Todo muy realista. Y todo lleva su tiempo. De ahí que la falta de respuesta en los controles y dichosa cámara a veces hagan más difícil de lo necesario secciones que no lo deberían ser tanto. A esto hay que sumarle lo bien disimulados que están los tramos plataformeo. Muchas veces el camino no es evidente (lo cual está bien), pero al tener que superar las secciones o bien con Trico o con el niño, no han sido pocas las veces que me he sentido perdido y sin saber por dónde ir.
Y aún así The Last Guardian se las apaña para mantener la emoción intacta. Su belleza, la relación de amistad entre el hombre y la criatura, los momentos en los que tendrá el corazón en un puño e incluso su historia, que bien podría pasar por un cuento infantil, saben tocar las teclas exactas y grabarse a fuego en la memoria. Hay juegos mucho mejor acabados, pero tengo la sensación que de The Last Guardian me voy a acordar toda la vida.
P.D: Mención aparte para este hilo. Desde 2009. Casi nada.