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La propuesta de Rubalcaba y Blanco sobre la bajada de salarios supone que con sueldos más bajos habrá más inversión y precios más bajos, con lo que seremos más competitivos, sobre todo en el mercado exterior. La realidad es que en España la mayoría de las empresas son pymes que no son lo bastante grandes como para exportar, por lo que venden casi toda su producción en el mercado nacional.
Rubalcaba no ve que bajar aún más los salarios no es la solución y que sólo hará que sigamos en el mismo circulo vicioso económico del que hay que salir.
Aún bajando los precios, si la gente está en una situación laboral muy precaria, consumirá sólo lo necesario. Bajando los salarios caerá el consumo nacional, por lo que las pymes venderán menos y el paro subirá. Nuevamente los empresarios cometen el error de fijarse sólo en su empresa. Pero lo que es bueno para un empresario de manera individual puede ser malo para todos ya que si venden en el mercado nacional y se reduce la capacidad de compra de la gente bajándoles los salarios los empresarios no podrán vender sus productos y tendrán que cerrar.
El motivo por el que los empresarios piden bajar los salarios es debido a que no se vende, han bajado los ingresos y hay que ajustarlos a los gastos. En principio parece lógico. Pero ahora bien ¿por qué no se vende? No porque las empresas trabajen mal, sino porque no hay dinero ¿y por qué no hay dinero? Porque la banca ha cerrado el grifo ¿y por qué lo ha hecho? Porque hay que destinar el dinero a pagar la deuda ¿pero cuál es el origen de la deuda, tanto pública como privada?
El origen de la deuda pública es el despilfarro que los gobernantes han realizado con nuestro dinero y, sobre todo, que a los Estados se les ha quitado la capacidad de financiar su economía a través de sus respectivos Bancos Nacionales. Estos Bancos financian la economía sin el lastre de la deuda. Pero debido a la fuerza de la banca privada y de los economistas a su servicio, a los Estados se les quitó esa capacidad, con la excusa de que la usarían mal, imprimirían mucho dinero, provocarían grandes inflaciones y la economía se hundiría. No negamos que el agente público pueda hacer un mal uso, pero no le conviene porque en ese caso sería destituido de su puesto y pagaría las consecuencias legales, sin contar que tendría que enfrentarse al enfado de los ciudadanos. Pero el banco privado también puede hacer un mal uso de esa capacidad de crear dinero de la nada (de hecho lo hace constantemente) pero en cambio no da explicaciones a nadie y cuando actúa mal los Estados salen corriendo a su rescate con el dinero de los demás.
En cuanto al origen de la deuda privada en España es triple. Primero, la constante pérdida de poder adquisitivo de las clases medias y trabajadoras debido al aumento de las rentas del capital en perjuicio de las rentas del trabajo. Segundo, una economía basada en bajos salarios con los que a la gente no le basta con el ahorro para financiar sus inversiones. Y tercero, la burbuja inmobiliaria y el euro. Con ellos subió mucho el precio de las vivienda. El pueblo español fue víctima del engaño de “los precios nunca bajan”, por lo tanto se endeudó masivamente para comprar viviendas porque no podía perder. Si algo iba mal vendería la casa por un precio superior, la deuda desaparecería e incluso tendría beneficios. Pero el engaño se descubrió en 2007, la burbuja estalló y el pueblo español se quedó con una deuda estratosférica que tiene que pagar a la banca.
Salarios bajos, como piden Rubalcaba y Blanco, significa mayor necesidad de mano de obra y más efecto llamada para inmigrantes poco cualificados. Puede funcionar algún tiempo pero a la larga y en épocas de crisis supone precariedad para el obrero nacional y coexistencia de tasas de paro e inmigración muy elevadas, como pasa hoy en España.
Tras el crack, los Estados aumentaron su deuda dando cientos de miles de millones de euros para salvar a la banca, pero a ésta no se le puso como condición indispensable que financiara con parte de ese dinero la economía real. Vale que hay que pagar la deuda pero las deudas se pueden renegociar, sobre todo las que se contraen con métodos poco limpios como el multiplicador bancario, con el que la banca presta un dinero que no tiene, endeudando así a empresas y países.
Ahora nos piden ajustes como bajadas de salarios, pero todo lo que se ahorra con los planes de ajuste y los recortes a los ciudadanos no va destinado a mejorar nuestras condiciones, sino a pagar la deuda. Es decir, se reducen gastos, se contrae la economía y se hace sufrir a la gente para pagar la deuda cuando un método igual de válido y menos doloroso sería aumentar los ingresos con más actividad y más empleo.
Falta de financiación, modelo económico falto de productividad y exceso de inmigración. Estos son los problemas reales de nuestra economía. Ninguno de ellos lo contemplan ni Rubalcaba, ni Blanco ni el PSOE ni el PP. Los supuestos “salarios altos” no tienen nada que ver con el problema. Todas las medidas liberales tipo reforma laboral, congelación salarial, privatizaciones, aumento de la edad de jubilación, etc son parches que arreglan muy poco. Si acaso, son los salarios demasiado bajos los que han traído esta situación, por lo que bajarlos aún más sólo empeorará las cosas.