Jueves, 18 de noviembre de 2010
Acota con una norma los fármacos dispensables de forma individualizada. El plan será anunciado posiblemente hoy por Leire Pajín y se extenderá a antiinflamatorios y protectores gástricos.
Antibióticos, antiinflamatorios, analgésicos, y protectores gástricos tan conocidos como las ranitidinas y los omeprazoles van a ser los primeros grupos terapéuticos con los que el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad ensayará las llamadas dosis personalizadas de medicamentos en las oficinas de farmacia o «unidosis».
Así lo anunciará previsiblemente esta tarde la ministra Leire Pajín durante su primera comparecencia ante la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados, y así lo establecerá su departamento en la resolución que empezará a circular posiblemente mañana, viernes, para dar cumplimiento al real decreto 8/2010, y contribuir así a la contención del gasto farmacéutico público.
Fuentes del Ministerio de Sanidad indicaron a LA RAZÓN que los productos farmacéuticos susceptibles de darse bajo el formato de unidosis tendrán que ser, necesariamente, medicamentos para agudos, de prescripción y financiables, y encuadrarse dentro de alguno de los grupos terapéuticos anteriormente enunciados.
También deberán ser orales, con el formato de cápsulas o comprimidos, e ir acompañados de información para el paciente sobre los efectos y las contraindicaciones posibles, similar a los actuales prospectos. La resolución no especificará mucho más, ya que nace sólo con el objetivo de describir de forma genérica los productos aptos para distribuirse bajo esta novedosa forma, quedando la descripción de su dispensación pendiente de un posterior desarrollo.
Nada dice, por tanto, de si han de ser los laboratarios farmacéuticos fabricantes los agentes sanitarios encargados de modificar los blísters de fármacos para adaptarlos a la «unidosis», o de si serán los boticarios los que tengan que encargarse de subdividir los blíster cuando los enfermos acudan a sus oficinas.
La unidosis constituye una de las herramientas que han barajado durante años las autoridades sanitarias para atajar el gasto desmesurado en fármacos, impidiendo de paso que los enfermos acumulen cantidades innecesarias en sus hogares que, generalmente, acaban luego en la basura. De hecho, esta medida fue esgrimida por la antecesora de Leire Pajín, Trinidad Jiménez, allá por el mes de marzo, como vía de ahorro para las comunidades autónomas, muy quejosas por el crecimiento del gasto público y los graves problemas que la crisis está acarreando para sus depauperadas arcas.
En España ya se han realizado algunos proyectos piloto de dispensación de antibióticos en unidosis, generándose una ardua polémica en la que participaron expertos en Derecho, los laboratorios y los farmacéuticos, que pusieron en duda los aspectos técnicos, legales y económicos del proyecto.
El primer borrador que se pasó a las comunidades autónomas al respecto, en la época del PP, suscitó dudas sobre los grupos terapéuticos que deberían incluirse bajo esta particular forma de administración, así como un debate sobre la necesidad de modificar la forma de pago al farmacéutico, sustituyendo la política de márgenes por otra de retribución por actos. También hubo reparos en torno a los cambios en el etiquetado de los envases, los prospectos y los sistemas de facturación de las dosis.
Fuente: La Razón
Ya veremos quien asume los costes de todo esto, porque la industria farmacéutica anda ya muy quemada con las contínuas bajadas de precio de los medicamentos. Y a las farmacias no creo que les haga mucha gracia empezar a comprar máquinas de reenvasado y etiquetado.