Si no le gusta mucho leer, mucho cuidado con lo que le regalas , podrías matar la poca afición que pudiera tener. Yo te recomiendo que le regales un libro ligero, ameno y que no sea excesivamente largo (por aquí te han recomendado algunos que podrían usarse para calzar la torre de Pisa). Un autor ideal que cumple estos requisitos es Pérez Reverte, y si le gustan las aventuras, Alberto Vázquez Figueroa (altamente recomendado su libro Tuareg , del que hay una versión cinematográfica con Franco Nero de protagonista.
Puedes probar con alguno de los libros de Wilt (Wilt , Las tribulaciones de Wilt o Ánimo Wilt . Son divertidísimos y se leen casi de una sentada. Si se engancha, ella misma irá abriendose a más géneros y tendrás más pistas para futuros regalos. Últimamente está muy de moda la novela histórica, es fácil que se enganche a ella (tienen de todo; romance, aventuras, luchas, conspiraciones palaciegas, personajes exóticos,...). Si finalmente lo hace a este género, mi siguiente recomendación es Halcón, de Gary Jennings, que le da mil vueltas al archipopular y en mi opinión bastante inferior Los pilares de la tierra, aunque también es muy buena.
Generalmente, a la gente que no le gusta leer es porque jamás han intentado leer un libro de un tema que les interese o les atraiga. Soy de la opinión de que la obligación de leer a Becquer, Cervantes o el Arcipreste de Hita en el instituto han creado una aversión a la lectura en muchas generaciones que será difícil de remontar algún día. La lectura, como afición que es (sana afición, además), debe hacerse voluntariamente, empezar poco a poco de crío, con cómics y cuentos y luego habituar a los niños a acudir a las bibliotecas. Ellos mismos conforme vayan creciendo descubrirán las obras que mejor llenan sus inquietudes. Lo que no se puede es intentar meter a Góngora o a Jorge Manrique por la vena a chavales de catorce años, por muy importantes para la literatura universal que hayan sido.