Tristemente la imagen que hay de los sanfermines (también porque así se ha vendido como reclamo publicitario) son las de un macrobotellon de 9 días ininterrumpidos y los encierros. Nada de las decenas de "momenticos" que tan especiales y tan queridos nos son a nosotros los pamplonicas: el almuerzo del día 6, el txupinazo, los bailes colectivos de la plaza de los fueros, el riau-riau, el "struendo de Iruña" o incluso el pobre de mí, la salida de las peñas, la feria de ganado del día 7 que fue el origen de los sanfermines, el encierrillo (espectáculo con mayúsculas) y hasta por qué no decirlo, la procesión de San Fermín. El gallico de Napardi, el movimiento 15 de julio con su "encierro de la villavesa", los espectaculares fuegos artificiales, los conciertos de la plaza de los fueros, la despedida a los gigantes el día 14, las dianas de La Pamplonesa, el torneo de pelota, el campeonato mundial de goitiberas, el "encierro humano" en pelotas del día 5 (aunque éste ya hace un par de años que no se hace)...
Vamos, que los sanfermines son mucho, muchísimo más que ocho toros corriendo por las calles o decenas de miles de borrachos por las calles o neozelandeses lanzándose desde la fuente de Nabarreria. Pero bueno, durante años esta mierda de ayuntamiento ha hecho todo lo posible por potenciar la fiesta vendiéndola como un desfase total en una ciudad sin ley donde todo vale y está permitido y con los encierros como eje central y razón de ser de la misma. Y claro, el tipo de gente que ha atraído esta imagen es el del fiestero que solo quiere agarrarse el ciego más grande de su vida... hasta que esta faceta ha quedado sobredimensionada y ha cobrado protagonismo, relegando a muchas otras al desconocimiento y la marginación para cualquiera de fuera.