Bueno, pero a pesar de los brutales aranceles que los USA imponen a las marcas extranjeras para proteger su industria automovilística, lo cierto es que la marca que más vende en EEUU desde hace unos años es Toyota. (y además hecha la ley hecha la trampa, un gran porcentaje de las piezas que montan las marcas norteamericanas son japonesas o europeas, que están gravadas con impuestos mucho menores que un coche completo, así que un Gm o un Ford a día de hoy y aunque por motivos publicitarios se vendan allí como los genuinos americanos, de eso les va quedando cada vez menos).
Y es que, aunque a los yanquis les encanten los coches grandes ( y tiene su lógica, pues debido a las enormes distancias que muchas veces deben recorrer pasan gran parte de su vida metidos en uno), cada vez más van siendo conscientes del fracaso de sus grandes monstruos devoradores insaciables de combustible. Y aunque en las series veamos que los protas aparcan sin problemas siempre en la mismísima puerta de su casa, lo cierto es que en lugares como Manhattan casi nadie tiene coche porque apenas existen lugares donde poder aparcar y los pocos que hay se cobran a precio de oro, así que los yanquis también comienzan a apreciar las virtudes de tener coches pequeños en algunas grandes ciudades.