Jason Schreier de
Bloomberg ha puesto luz a la situación que atraviesa la nueva entrega de BioShock, un proyecto con más de diez años de desarrollo a sus espaldas. La última noticia es que 2K ha
contratado a Rod Fergusson para liderar Cloud Chamber y la franquicia, un movimiento que ha estado acompañado de dos decisiones: retrasar el lanzamiento del juego y despedir a una tercera parte de una plantilla compuesta por unos 250 empleados.
Las fuentes a las que ha tenido acceso Schreier aseguran que en objetivo de 2K y su matriz Take-Two era lanzar el nuevo BioShock a finales de 2026 o principios de 2027, pero con todos los problemas y cambios que ha sufrido el proyecto esta ventana de lanzamiento interna se ha retrasado. El nuevo calendario no ha trascendido. Después de varios contratiempos en el desarrollo 2K decidió recientemente
prescindir del director creativo y director del estudio, mientras que Rod Fergusson justo acaba de poner un pie en Cloud Chamber. En consecuencia, pasará algún tiempo hasta que el polvo se asiente y se pueda ajustar el cronograma.
Esta ampliación en el calendario de desarrollo del nuevo BioShock hace que el proyecto pase a competir en el campeonato de producciones más largas de la industria. Por ahora esta entrega de BioShock lleva poco más de una década de desarrollo. Según detalla Schreier, la primera piedra se puso en 2014, un año después del lanzamiento de BioShock Infinite. Ken Levine decidió abandonar la saga y
fundar un estudio más pequeño dentro de Take-Two, pero 2K tenía el deseo de mantener viva la franquicia, así que recurrieron a Certain Affinity (codesarrollador de Halo y Call of Duty) y al guionista Corey May (Assassins Creed).
El nuevo BioShock también se enfrenta a la presión de crear una nueva entrega de una franquicia muy bien valorada.Durante dos años Certain Affinity trabajó en un nuevo BioShock cuyo nombre en clave era Parkside. Los ejecutivos de 2K querían tener más control sobre el desarrollo y negociaron la compra de Certain Affinity, pero la transacción no llegó a buen puerto y a finales de 2016 Take-Two decidió que lo mejor era fundar un estudio propio (Cloud Chamber). En 2017 se empezó a contratar personal incluyendo algunos veteranos de la saga BioShock, que aprovecharon ideas de Certain Affinity como la ambientación y la época. Durante los siguientes dos años se dio forma al estudio a la vez que se trabajaba en el juego, lo que fue un desafío.
A pesar de que las demostraciones del nuevo BioShock recibieron elogios por parte de los ejecutivos de 2K, entre bastidores el proyecto se enfrentaba a varios problemas. Algunos de ellos son típicos de un proyecto con un gran presupuesto, como el crecimiento rápido de un equipo de desarrollo sin antes haber establecido los procesos básicos de producción o sin tener una visión clara del producto final. A principios de 2025 una revisión interna describió el nuevo BioShock como "bueno pero no excepcional" y se detectaron problemas a nivel narrativo.
Para que el nuevo BioShock pase de bueno a excepcional 2K ha decidido que la solución es contratar a Rod Fergusson y ejecutar despidos en la plantilla de Cloud Chamber. El estudio tenía unos 250 empleados y con el recorte de una tercera parte del personal ha perdido unos 80 puestos de trabajo.