-He madrugado. Uo.
-No será tan meritorio cuando en un rato vuelva a dormirme durante un puñado de horas más.
-Ibuprofeno, ven a mí. Nuestro idilio no ha acabado (ni acabará mientras mi salud parezca una mala falsificación de lo que debería ser la salud normal).
-Qué haría yo sin la industria farmacéutica. Probablemente nada, me habría muerto hace ya tiempo. Soy un ser genéticamente débil que sobrevive gracias a los adelantos humanos. La selección natural me mira mal, pero no me importa, mhuahaha.
-Estoy contenta de estar de vuelta con mi manada. En una semana ya me habré hartado del exilio, pero bueno, es lo que hay.
-Pronto volveré a ser un riesgo para las carreteras. Aunque esto es una maravilla, apenas hay tráfico, ni semáforos ni nada. Voy a llorar de la emoción. Y sobre todo, no existen rotondas gigantes del averno con buses asesinos.
-He conseguido llevarme el equipaje para mes y pico en una maleta de mano. Nada como priorizar el vicio y dar por sentado que ya habrá suficiente ropa disponible en casa. El pijama que he robado a mi hermano confirma que estaba en lo cierto.
-Castañas... ñam...
-El viento está haciendo repiquetear algo contra la pared. Así no hay quien duerma. Con lo que mola el sonido del viento cuando no va acompañado de estas cosas...
-Estos días al fin tendré tiempo para escribir. Y para viciar. Y para todo, en realidad. Me voy a aburrir lo que no está escrito. Mi sociabilidad... ains...
-Ahora suena algo de hierro. Si no fuera por la de años pasados en Tarifa, miraría muy mal a este viento.
-Los elefantes son el mal.
-Se te echa en falta en mi cama. Ahora que con el frío ya podía acurrucarme...
-Eso sí, duermo sin temer ataques nocturnos ni golpes que no sé ni cómo se producen.
-Ayer me discriminaron en una promociones de viajes. Por ser para mayores de 18. Hace diez años lo habría podido entender. Ahora solo pienso que la gente llega a ser muy cutre.
-No deja de resultarme curioso que, cada vez que admiro algún logro de alguien, al poco venga a desahogarse conmigo sobre el sacrificio que le supone dicho logro. Está claro que cuanto más fascinante es el logro, mayor entrega deben hacer. Casi que me alegro de la mediocridad de mis acciones, no sería capaz de llevar ese tipo de vida.
-Alegrarme al 100% aún no me lo puedo permitir. Quizás cuando sea independiente. Si es que lo logro

-Señales de la recuperación: no te apetece demasiado morirte. Empiezas a valorar que el avión no se estrelle, que no te arrolle un coche o que no te caiga una maceta en la cabeza.
-¿Resfriado o alergia? A ver si salgo ya de dudas. Aunque conociéndome, lo más probable es que sea tan avariciosa como para querer las dos cosas.
-¡Mi reino por una barra de cacao! O un tercio (tanto de reino como de barra).
-Cuando me entero del paradero de antiguos compañeros de mi edad (o más pequeños) y veo que tienen hijos, en mi cabeza hay una mezcla de terror (argh, niños) y desconcierto (¿Cómo se lo pueden permitir?).
-Al final será una bendición que no me entusiasmen los niños. porque veo imposible mantener a uno a corto y medio plazo. Y a largo estaré demasiado abuela. Quizás es mejor así, no creo que perpetuar mis defectuosos genes sea buena idea. Y menos con un informático, a saber qué saldría de ahí. Además, un cactus es más fácil de mantener y no pilla rabietas (o si las pilla, yo no me percato de ello).
-Debería dejar de escribir y volver a la cama.
-Buenas noches-días.