A parte de lo explicado anteruormente relacionado con la deuda, se podría dar el caso de que postpusieramos el consumo al ver que los precios no dejan de caer. Este es otro factor peligroso de una deflación sostenida a lo largo del tiempo. Por contra, mejoran nuestras exportaciones y aumenta la inversión extranjera lo que supone una apreciación del euro. Al fin y al cabo la deflación no tiene por qué ser peligrosa ya que los desajustes que provoca la misma son corregidos por el propio mercado, o al menos así debería ser, hasta que se llega al punto en el que se cambia la tendencia y pasamos a tener inflación.