Después de más de 150 horas de juego, he completado Elden Ring: Shadow of the Erdtree, convirtiéndose en el título al que más tiempo he dedicado en mi biblioteca de Steam. Esta expansión es una obra colosal: extensa, repleta de secretos y con una variedad de armas que permiten una diversidad de estilos de juego impresionante—desde builds mágicas y defensivas hasta centradas en la fuerza. La fórmula Souls llevada al extremo.
La cantidad de jefes, localizaciones y misiones de NPCs es abrumadora. Es una aventura épica en todos los sentidos y, sin duda, uno de los grandes juegos de los últimos tiempos.
Mi única crítica es la repetición de ciertos enemigos; algunos son muy similares, otros se reciclan o se combinan. Lo mismo ocurre con algunas mazmorras, que pueden volverse monótonas. Sin embargo, en el DLC esto está mucho mejor equilibrado: hay menos mazmorras, pero son más divertidas y únicas.
Las invocaciones me parecen un gran acierto. Aunque en ciertos momentos simplifican mucho las cosas, ofrecen al jugador la posibilidad de regular la dificultad, ya sea invocando cenizas o a otros jugadores.
No me ha parecido un juego especialmente difícil, gracias a las facilidades que ofrece: zonas de farmeo generosas, builds poderosas y las invocaciones.
Los jefes que más me costaron fueron
La mecánica de los Fragmentos del Árbol Umbrío no me ha gustado demasiado ya que al principio comienzas muy desbalanceado.
La participación de George R. R. Martin en Elden Ring me parece innecesaria cuando el juego se siente 100% de Hidetaka Miyazaki, lo que lleva a cuestionar la necesidad de dicha colaboración ya que solo le veo un trasfondo de marketing innecesario.
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