El foco de luz intensa iba dirigido a los ojos cansados de Vergil, rojizos y llorosos. La G.O sabía que ocultaba cierta información.
-Sabemos que hiciste algo más, confiesa ahora, o...
-No hay nada, dejadme, sólo cambié los drivers. ¡Digo la verdad!
Los soldados se miraron, esbozando una mueca de aversión. A ellos, a pesar de lo que todo el mundo creía, tampoco les gustaba torturar.
-Herr Biosschen, traiga las palas - sentenció la voz del capural.
¿Seguro que no hiciste nada más? O.o