Eso no es tan así. Muchas veces todos estos descubrimientos no son viables a nivel del consumidor, pero sirven para máquinas específicas de laboratorios, empresas o lo que sea. Otras veces lo que no se consigue es hacerlos rentables a nivel económico y por tanto no salen a la venta. Casi todo el mundo prefiere tener un ordenador un poco más obsoleto que los más punteros y ahorrarse 3.000 euros, porque para lo que lo necesita va sobrado.
Tampoco estos descubrimientos se pierden: son un escalón intermedio hacia otras tecnologías que quizá sí vean la luz al público, o conveniente modificadas e implementadas de otro modo aparecen con otro uso diferente al que en principio se planeó.
Por ejemplo, he leído no sé dónde que el loctite se inventó para cerrar rápidamente las heridas de guerra en combate si no se disponía de material o tiempo para aplicar puntos de sutura. Y miradlo ahora, yo tengo "material de guerra" en mi caja de herramientas

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Lo importante es que la tecnología evolucione, y aunque somos unos ansias a los que nos gustaría tener lo último y tenerlo YA, la realidad es que vivimos una época de revolución tecnológica sin precedentes en toda la historia de la humanidad y que avanza a un ritmo vertiginoso.
Mis abuelos el aparato más sofisticado que tuvieron en toda su vida fue un reloj de pared, ahora, hasta el más desharrapado de esta sociedad tiene un móvil que reproduce música, navega por internet, sirve de teléfono, de consola y de doscientas cosas más. Todo eso en un cacharro de 200 gramos de peso y que cabe en un bolsillo. Si lo hubiéramos oído hace 30 años, habríamos pensado que quien nos lo cuenta estaba como una puta regadera.