El 23 de septiembre del año pasado saltaba la liebre: LastPass, una de las firmas de gestión de contraseñas más conocidas, había sido
objeto de un importante robo de datos con elevado riesgo de seguridad para sus usuarios. Aunque la información oficial no decía nada de eso. La compañía remoloneó a la hora de publicar un comunicado, pese a tener constancia del suceso en agosto, y cuando lo hizo fue de la forma más obtusa imaginable, pero con el tiempo la magnitud del asunto se hizo innegable. Ahora sabemos que dicha brecha habría sido explotada para robar millones en criptoactivos. Según el…