Warhammer 40,000: Dawn of War - Definitive Edition es un remaster sin demasiadas pretensiones. Esto significa que nos encontramos ante el mismo juego de 2004, pero optimizado para el hardware moderno para poder jugar en 4K con una mayor distancia de dibujado, mejoras en las texturas y la iluminación, sombras más detalladas y reflejos en las unidades. Además, todas las unidades han ganado texturas para aumentar su nivel de detalle, la cámara muestra mejor el campo de batalla y la interfaz se ha optimizado para una mejor experiencia. Todo ello manteniendo la compatibilidad con más de 20 años de mods.
A nivel de contenido Warhammer 40,000: Dawn of War - Definitive Edition hace honor a su nombre y lo incluye todo, empezando con la campaña original protagonizada por los Blood Ravens durante la caída de Tartarus. A ella hay que sumarle las tres campañas que llegaron mediante expansiones. Se trata de Winter Assault donde se pueden dirigir las fuerzas del Order (Imperial Guard y Eldar) o Disorder (Orks y Chaos) en una carrera para recuperar una poderosa máquina de guerra; la conquista de Kronus durante la Dark Crusade con una campaña no lineal donde aparecen los Marines Espaciales; y Soulstorm, que traslada la acción a Kaurava para ofrecer una campaña que puede ser completada con las nueve facciones.
Para Relic Entertainment el lanzamiento de Warhammer 40,000: Dawn of War - Definitive Edition es una forma de celebrar el Dawn of War original y preservar su legado. Para el estudio este remaster también es una manera de atraer nuevos jugadores para que conozcan los inicios de la franquicia Dawn of War, al tiempo que proporcionan a los veteranos una forma de revivir la experiencia.