Según explica Allen, si la compañía se debe someter a una regulación diferente en cada país de la Unión Europea “los costes de Facebook incrementarían, y la gente de Europa notaría que las nuevas caraterísticas llegan más tarde o simplemente no llegarían”.
A pesar haber superado “exigentes auditorías” en Irlanda (sede de Facebook en Europa), reguladores nacionales de varios países como Holanda, Bélgica y Alemania están investigando a la red social. En opinión de Allen, estas pesquisas podrían marcar la vuelta a la regulación nacional, obligando a las empresas a cumplir 28 normas (una por cada miembro de la Unión) diferentes, algo que también podría afectar a las startup o empresas más pequeñas.
“Cuando las autoridades de otros países muestran preocupación por nuestros servicios, trabajan con el regulador irlandés para resolverlos”, escribe Allen. “Es así como se supone que funciona: si una empresa cumple con las regulaciones implementadas en su país de origen, puede operar en toda la UE”.
Allen ofrece una alternativa, “resolver las diferencias haciendo que los reguladores nacionales trabajen juntos”. La idea de crear un super regulador no es nueva, hace unos días el Wall Street Journal afirmaba que la Unión Europea estaría considerando la creación de uno para supervisar una variedad de plataformas de Internet como Facebook o Google. Además, uno de los pilares de la agenda digital europea es el mercado digital único.