Ahora que se está cuestionando la sanidad pública, vamos a hablar de lo que supone privatizar algunos servicios como el de la sanidad. Y podemos empezar por el de la Vigilancia a la Salud y su derivada: las Mutuas. Veamos lo guays que son y lo beneficioso que es el que los currelas tengamos que someternos a una empresa privada para cuidar de nuestra salud cuando su interés no es el de sanarnos, sino el de tenernos currando el máximo de horas posible. Eso cuando no se libra de nosotros derivándonos a la seguridad social.
Algunas de mis experiencias PROPIAS. Ni contadas por amigos, ni oídas en internet ni pollas, vividas por mí. Seguro que todos teneis montones similares.
Caso 1.
Voy al veterinario de mi empresa porque me dolía mucho la muñeca. Es una fábrica con sus correspondientes cadenas de montaje donde se realizan movimientos repetitivos (unas 5.000 veces diarias el mismo movimiento), lo cual provoca innumerables casos de tendinitis. Casi todos en la empresa las hemos padecido y su origen es clarísimo.
Llego, le digo lo que me pasa y lo primero que me pregunta:
¿tienes ordenador en casa?
Sí, lo tengo.
Entonces no puedo estar seguro de que sea consecuencia del trabajo y no de USAR EL RATÓN.
Tócate los cojones. Me deniega el reconocimiento de lesión profesional y cualquier tipo de atención médica. Me dice que si quiero vaya a la Seguridad Social. A donde voy es al INSL (Instituto Navarro de Salud Laboral) a que me hagan un informe, luego al médico de cabecera a que me haga otro informe. En ambos consta mi declaración acerca del tipo de trabajo que realizo, antecedentes de otros trabajadores con la misma lesión, la denegación de atención sanitaria por parte de la mutua, etc. etc. Y al final gestiono todo a través de la S.S.
Tras TRES MESES de gestiones administrativas, consigo el cambio de contingencia, como estaba reclamando, de contingencia común a enfermedad profesional. Todo el tratamiento médico ha corrido a cargo de la Seguridad Social. La factura final evidentemente va para la Mutua, pero he perdido una cantidad de mi tiempo de unas 10 horas realizando gestiones, he tenido que visitar a mi médico de atención primaria 4 veces para solicitarle diversa documentación e informes (no para ser atendido médicamente), etc. etc.
Luego que se colapsa la sanidad pública. Ya, claro.
Caso 2.
Voy al médico de la empresa con un fuerte dolor en un costado, ya que me he caído en la planta de la fábrica, un buen ostión, la verdad. Me envía a la central de la Mutua, a ver al traumatólogo especialista. Me atiende un tipo que me mira el moretón, me palpa un poco haciéndome ver las estrellas, me da un antiinflamatorio y me manda a currar.
Tampoco le hago caso, voy a la Seguridad Social, enseguida me atienden, me hacen placas... y tócate los huevos, costilla rota.
Pero la cosa no acaba ahí. De la Seguridad Social me mandan al traumatólogo especialista para hacer seguimiento de la evolución de la rotura. En la primera revisión voy a la consulta... y resulta que el traumatólogo de la S.S. era el mismo que el de la mutua (casualidades de la vida). Mira las placas que me hicieron en su día en urgencias y, sin reconocerme, me dice:
Menuda rotura tienes ahí, ¿eh?.
Hijo de puta. Cuando curra para la Mutua y tiene que atender a las cuentas de beneficios de la empresa ni siquiera se molestó en mirar bien mi lesión. Cuando fui por la S.S. el mismo cerdo se desvivió por atender mi lesión.
Le pregunto:
¿Qué, no me das el alta?
El tío se queda pasmado.
No, no, cómo te voy a dar el alta si tienes la costilla rota, hombre, aún tienes que dejar pasar como poco tres semanas.
Pues cuando me la rompí bien que me mandaste a currar, no te jode.
Obvia decir que fui de cabeza al médico de atención primaria a solicitar el cambio de especialista.
Caso 3.
Este no me pasó a mí, sino a un compañero de curro. Estaba con él y de repente se le empezó a hinchar el brazo. Pero una cosa exagerada, en cuestión de muy pocos minutos se le puso totalmente morado y se le dobló en tamaño, una brutalidad.
Fue a la médico de la empresa. Ésta le dio un antiinflamatorio y le dijo que esperase unos minutos a que bajase la hinchazón. A todo esto mi compañero diciéndole que le dolía un huevo, que no se podía aguantar, que eso no era una hinchazón por un golpe o algo así, que algo gordo le tenía que estar pasando. Pues le dijo que esperase veinte minutos a que actuase el antiinflamatorio y que volviese a su puesto a currar. Cuando pasaron veinte minutos y aquello no mejoraba, la médico se negó a prestarle más atención médica ni a derivarlo a la central de la Mutua, ni a la seguridad social, le dijo que no le pasaba nada y que volviera a su puesto (cuando tenía el brazo NEGRO y del tamaño de uno de los del muñeco de Michelín).
A la hora mi compañero decidió que no aguantaba más y que se iba a urgencias. Llegó allí y le tuvieron que rajar el brazo a vida o muerte. En un cuarto de hora se lo solucionaron. Lo que le había pasado es que tenía un coágulo en la sangre y se le había quedado atascado en una vena del brazo (por suerte). La sangre se le acumuló en el tapón y de ahí todos los problemas. Los médicos de la S.S. le dijeron que había tenido suerte, que en cualquier momento ese coágulo, por la presión de la sangre, podía haberse desatascado y si llegaba al corazón, se habría caído muerto en el sitio.
La zorra de la Mutua solo pensaba en que volviese a currar lo antes posible, en que no costase dinero a su empresa. Y puso su vida en peligro porque los principios de las mutuas son el dinero, no dar un servicio.
Para que luego me vengan con ostias de las ventajas de la sanidad privada ni su puta madre. Carniceros es lo que son.