En realidad nunca quise terminar de creer que te habías ido. Pensaba que lo nuestro había sido tan maravilloso que no podia terminarse. Pensaba en tí, a diario, a todas horas. Aquello se fue apagando. Tenía que ser así, nada es eterno. Pero seguía recordándote, viéndote al despertar, viéndote por todas partes, el gesto o la cosa mas insignificate te traía a mi mente como la primera vez.
Y volviste. No se cuantos minutos pero volviste. Volví a sentir tus manos, volví a tener mis ojos clavados en los tuyos. Volví a acariciar tu espalda como lo hice aquella primera vez, con mis dedos uno a uno como si acariciara la mas preciosa de las guitarras. Volví a tocar tus manos, a sentir el paraíso viendo tu sonrisa inocente y preciosa. Volví a sentirme persona, volví a no sentirme extraño y solo en este mundo de locos. Volví a apartar el pelo de tu cara. Volví a chocar mis labios con los tuyos, nervioso, temblando. Como la primera vez cuando bajé del tren y andé media avenida mirando al suelo como un imbecil antes de dejar que me besaras.
Pero te fuiste. No alcanzo a comprender por que razón pero te volviste a ir. Ni un adios, ni un hasta luego, ni un quizás. Solo te volviste a ir. Que dentro de 4 horas te lleve a la estacion de tren no significa nada, llevas dias en otra parte.
Nunca te he pedido nada y sabes que no me debes nada. Solo te pediría que si algún día regresas sea para quedarte, no quiero volver a sentirme así. Tocar el cielo y bajar al infierno en el mismo dia no voy a poder soportarlo muchas veces mas.
Lo siento.