Abri los ojos y trate inutilmente veer en la oscuridad, lo ultimo que podia recordar fue el suelo cedidiendo bajo mis pies arrastrandome hacia las profundidades de la tierra. Alargue mi mano y aferre con fuerza el pomo de mi espada, a traves de la avertura desde donde me habia precipitado se filtraban las purpureas luces y los desgarradores sonidos de la batalla que seguia en la superficie. El entrechocar de aceros se convertia en una melodia en la lejania entre las explosiones de la poderosa magia.
Mi vista comenzaba a acostumbrarse a la penumbra cuando oi el arañar contra la piedra. Gire hacia el sonido espada en alto para acabar con el enemigo pero detuve mi brazo al observar que ante mi se encontraba el guerrero con el que combatia momentos atrás, antes de que el suelo cediese bajo nosotros, habia caido sobre una enorme estalactica que sobresalia ahora de su pecho, sus manos esqueleticas arañaban freneticamente la piedra en un inutil intento de volver a la lucha.
Baje la espada y me sente en la pared opuesta a el, sabia que no moriria, no, pues ya estaba muerto, sobre su grisasea osamente aun se podian veer retazos de piel y debajo de ella musculos y ligamentos. Era un espectaculo horrible pero ya estaba acostumbrado a el, los nicromantes eran numerosos en la filas enemigas y poco se podia hacer contra estos restos humanos movidos por la magia oscura, apenas podiamos mutilarles mientras nuestros magos realizaban sus desvastadores ataques contra sus amos, nuestra peor pesadilla era pensar que en la siguiente batalla quizas peleariamos contra nuestros camaradas muertos.
Sus ojos me miraban, la piel de su rostro habia perdido hacia decadas los rasgos humanos pero bajo la mascara momificada sus ojos brillaban con una intensidad solo posible por el fuego del infierno.
Del exterior llegaron los jubilosos gritos de mis compañeros que no tarde en descifrar, el enemigo se batia en retirada, habiamos ganado esta batalla, solo era cuestion de tiempo que me encontraran.
Observe al enemigo caido y me asombre al veer que su mirada cambiaba paulativamente ante mis ojos, el ardor que reflejaban sus pupilas momentos atrás daba paso a una mirada cargada de miedo y dolor. Con un estremecimiento comprendi que sucedia, la magia del nicromante se difuminaba en la distancia y con ella el control que ejercia sobre el, pero su cuerpo retenia la suficiente magia para mantener el hechizo temporalmente y libre del control de su amo devolverle despues de tantos años la conciencia perdida. Lo que antaño fueron sus labios trataron de hablar, de gritar, sus manos intentaron agarrar el vacio en una expresion de completa desesperacion. La magia quizas tardaria horas en desaparecer y devolver su alma al descanso eterno.
Tras unos segundos parecio comprender esto, su cabeza giro hacia a mi y sus ojos recorrieron mi espada con gesto suplicante, la sombra de sus labios gimieron susurrantes un deseo que entendi claramente, asenti y tomando mi arma me coloque junto a su cuerpo tendido, agarre su herrumbosa mano y la aprete con fuerza, me correspondio con sus exiguas fuerzas el gesto y asintio cerrando sus ojos. Recite el conjuro lentamente, sabia que seria suficiente para terminar con la exigua magia que encerraba su cuerpo. La magia fluyo por mi cuerpo hacia mi mano, el filo de la espada brillo, alze el brazo y contemple por ultima vez su rostro que expresaba un silencioso agradecimiento antes de que cortar su cuello y romper el hechizo por siempre. Deje caer la espada y me arodille frente a su cuerpo inmovil que poco a poco se deshacia en cenizas y por primera ves desde mi ya lejano primer dia de combate llore por un adversario caido.
Editado: Corregida algunas faltas y verbos.