Eric Draven escribió:Yo he estado en 2 ocasiones, y no me importaría ir una 3era. La verdad es que Roma me encanta.
Sobre los helados, cualquiera está bueno. Yo tb probe en la Fontana y estaba delicioso, no recuerdo que fuera caro.
Sobre los carteristas. Mucho Ojo, pq hay decenas de ellos que simular ser turistas y no lo son. El último que vi, llevaba una camará de fotos de plástico.
Como bien te han dicho, para cenar, el barrio Trestevere no está nada mal.
Salud2s Y Disfruta del viaje pues merece la pena.
Pues me fuí al trastévere y todo igual de caro y éso que dí de vueltas lo que no hay en los escritos,donde mejor comí fue en tratoría andrea, al lado de mi hotel(Baltic) ,ensaladas con rúcula y queso provolone aliñado de vinagre balsámico, de muerte y unos mejillones a la marinera con una hierbas parecidas al perejil pero no lo era y un toque suave de pique más el tomate y un toque de aceite de oliva q jamás he probado uno tan bueno,buenísimos, luego las lasañas, pizzas y éso nada que ver con lo que estamos acostumbrados.
La masa fina e insípida,los ingredientes no los reparten por toda la pizza si no que los echan por zonas, vamos que a uno le toca el ham(jamóm muy salado) y a otro los mushrooms (setas secas) además no la cortan, la lasaña tampoco es de calidad,eso sí, algo curioso, en todas partes exhibían muchísima fruta,sobretodo naranjas,uvas y bananas.
Otra cosa q me llamó la atención es q la conducción es casi suicida, nada de intermitentes, calles(vías) con 3 calzadas para el mismo sentido,los taxis nunca sabes cuando van libres u ocupados porq ni luz,ni banderines ni nada de nada, y a los peatones no los respetan en absoluto, para cruzar o te lanzas y siempre te frenan a centímetros escasos o no cruzas jamás.
Los monumentos están poco cuidados aunq a la vuelta, hablando con el taxista me explicó q el presidente tiene al pueblo explotado con el rollo de mantener el patrimonio pero q se lo gasta todo en rallys,motos y demás y se nota tela.
El metro deja mucho q desear, q además de sucio y mal señalizado está tremendamente subterráneo, ves las interminables escaleras cuando estás en la boca para bajar y te lo piensas 2 veces, sólo lo cojí 1 vez porq me daba claustrofobia.
Aún así, Roma es de ensueño y si puedo algún día, repito aunq vería otras cosas q me fue imposible conocer como catacumbas, capilla sixtina(cola de 6 h y con mi hija de 5 años),la pirámide y castillo de san't ángelo ,via borguesse , circo másimo,boca de la verdad.
He gastado las chanclas de tanto andar y grietas en los pies,pero q dolor tan merecido,como ya os he dicho, me ha enamorado Roma.
Es sólo el privilegio de poder tocar mármoles y columnas legado artístico de hace tantísimos años, es algo inexplicable lo q sentía,eran tantas sensaciones a la vez,recordar lo estudiado de niña como algo q jamás vería y mucho menos tocaría.
Te pones a pensar y dices, ¡joder, es q estas columnas tan altísimas son de hace siglos, cómo coño las hicieron sin grúas o los adelantos q tenemos hoy en día, conocer la historia de guerras,vida de gladiadores, detalles de cuantas personas cabían en el coliseo(70.000 q ya son personas ehhhh) 11000 fieras,q sí, q hoy tenemos toros, pero q por aquel entonces,los leones estaban sin comer y creo q no dejaban ni las ropas,el sistema de alcantarillado, las innumerables fuentes regadas por los rincones más recónditos e inesperados, es q es tanto lo q sentí q kedé maravillada con todo.
Era una droga dar un paso y ver algún resto de otra civilización ,no podía parar de ver y ver,investigar, sentir,tocar,ver cuánto aplicamos a la vida de hoy en día lo heredado de ellos,siento ser pedante o pesada, pero es q me ha fascinado tanto q no tengo palabras.
El idioma q más o menos entendía porq es parecido al nuestro,las ganas de intercambiar cultura, aprender italiano q es muy bonito,pienso q el nuestro tiene allí sus raíces y éso, me hacía sentir como en casa,la gente superamable,estuve por darle mi email al camarero del restaurante al q íbamos para seguir intercambiando cultura y tradiciones,además estaba como un tren,pero me dió cosa por temor a q se hiciera una idea ekivocada de mí o incomodarlo por mis ansias. Se llamaba Lusso o Lucio, vamos, Luís en español.