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Como probablemente sepan ustedes, la cadena de televisión Telecinco comenzará a emitir mañana una miniserie sobre los atentados del 11-M.
La película, que ha costado un millón y medio de euros, está dirigida, según la propia web de Telecinco, por Daniel C. Torallas. En realidad, esa C. quiere decir Cebrián, y el director de la película no es otro que el hijo de Juan Luis Cebrián, hombre fuerte de ese grupo de comunicación que inventó, en la noche del 11 al 12 de marzo de 2004, el concepto de los terroristas suicidas rasurados e inexistentes con tres capas de calzoncillos.
La productora de la película es la empresa Plural Entertainment que, como no podía ser menos, es una compañía fundada por el Grupo Prisa en el año 2001. Todo queda en casa.
Por si fuera poco, para la producción de la serie se ha contado únicamente con la asociación presidida por Pilar Manjón. A las otras dos asociaciones de víctimas del 11-M - entre ellas a esa asociación que está librando la batalla jurídica por ver quién manipuló las pruebas en el mayor atentado terrorista de nuestra historia - tan sólo se las invitó después de hecha la película a un pase privado.
Según El Mundo de hoy, el Departamento de comunicación de Telecinco confirmó a ese periódico oficialmente que el juez Gómez Bermúdez había asesorado en persona a los guionistas de la serie, aunque luego Telecinco se desdijo y atribuyó dicha información a "un malentendido".
Con esos mimbres, Telecinco ha pretendido presentar la serie como un intento de narrar lo que según la productora serían los hechos probados del 11-M.
Sin embargo, conociendo lo que se ha publicado del guión y los testimonios de aquellos que han visto la película, podemos afirmar sin ningún género de dudas que la miniserie que Telecinco va a emitir no es sino un nuevo intento de hacer que la sociedad trague con una versión oficial radicalmente falsa. Y podemos afirmar también que los guionistas de la serie distorsionan de forma grave las sentencias emitidas por la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo.
Y eso es así por una sencilla razón: en la miniserie, se atribuye la ideación, organización, planificación y ejecución de la matanza a ese grupo de musulmanes que aparecieron muertos en Leganés semanas después del 11-M y cuyos nombres les sonarán a ustedes: el Chino, el Tunecino, Allekema Lamari...
Sin embargo, lo cierto es que la sentencia del Tribunal Supremo estableció, con toda claridad, que nada podía afirmarse acerca de la participación de esos muertos de Leganés en la masacre, puesto que en el juicio de la Casa de Campo ni siquiera se permitió analizar los indicios incriminatorios o exculpatorios que contra ellos hubiera.
Fuente:http://blogs.libertaddigital.com/enigmas-del-11-m/telecinco-y-el-11m-9924/