Quizas un poco flojo, he intentado explicar mejor los sentimientos de VIctor, los de Laura sera en otra ocacion.
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Cuando llegamos al portal de Laura me despedí de ella con un dulce beso, prometiendo estar en el parque por la tarde, no ha correr sino simplemente a pasear. Recibí una pequeña reprimenda cuando llegue a mi casa con tanto retraso, pero me basto decir a mi madre que Laura y yo habíamos ido a ver a la accidentada del día anterior. Mientras comía callaba, por mi mente solo paseaban recuerdos de Laura. Termine la comida y me tumbe en mi cama, solo deseaba estar junto a ella, compartir un paseo por el parque, una simple mirada, mi corazón temblaba al pensar en su sonrisa. Tantas cosas que antes parecían carecer de importancia ahora era lo más importante de mi mundo. ¿Tanto habían cambiado mis sentimientos hacia Laura?, no sabia decirlo… Temía profundamente la respuesta. ¿Era esta felicidad que me embriagaba amor?... no lo sabia, pero presentía que aun nos quedaba mucho por descubrir a Laura y a mi…
La hora de la cita llego finalmente y llegue con gran adelanto al Parque. Para mi júbilo Laura no solo no fue impuntual sino incluso llego con varios minutos de adelanto, algo muy inusual en ella.
Cuando estuvo a dos pasos de mi no fui capaz de sostenerle la mirada, pero se acerco a mi y me tomo de la mano apretándola suavemente, entonces levante la vista y mire sus ojos verdes y brillantes y me perdí en la profundidad de su mirada.
Nos adentramos en el parque, siempre cogidos de la mano, por un día dejamos el entrenamiento y las presiones y nos dedicamos simplemente a disfrutar de nuestra compañía. Tras unas horas nos tumbamos en una pequeña pradera adentrada en el bosque, que por suerte porca gente conocía. Nos tumbamos a contemplar las nubes y dedicarnos largos besos. Pero unas voces llegaron de la cercanía.
-¡Maldita zorra! –Grito una voz- ¡ante mis propias narices!
-¡No es lo que crees! –Grito la voz de una Chica- ¡Esto es un error!
Laura y yo nos levantamos y corriendo nos dirigimos al origen de los gritos. Cuando llegamos la escena nos sobrecogió.
Maria estaba arrodillada llorando en el césped, Antonio esta levantado junto a ella levantándole el brazo a Carlos que se encontraba a unos pasos de ellos.
-No quise creerlo cuando me lo contaron…- dijo Carlos en un grito de amargura- Que veníais todos los días al picadero para estar los dos solos…. Y tu Antonio ¿Cómo te has atrevido a hacerme esto? –
-¡Yo no te hecho nada! –Contesto Antonio acercándose a Carlos aun con el puño en alto- Tu mismo te lo has buscado al no saber mantenerla a tu lado.
Tras estas palabras los dos se golpearon repetidamente para caer al suelo rodando. Como pude me acerque a ellos y les separe.
-Dejadlo ya, ¡os estáis comportando como niñatos! –Les grite mientras intentaba alejarlos uno del otro-
-¿Víctor que haces tu aquí? –Pregunto María consternada- ¿Fuiste tu acaso el que le contó a Carlos lo nuestro?
-María no seas estupida –contesto Laura que se arrodillaba para atenderla- Víctor te dio su palabra.
-¡Así que tu también lo sabias! –Grito Carlos- ¿Era yo el único imbecil que desconocía la verdad? Y tu…. Víctor como has podido ocultarme esto de esa manera, con el cerebro de mosquito que tienes! –Dicho esto me golpeo con tal fuerza que caí inconsciente-
Desperté pocos minutos después, estaba apoyado en regazo de Laura. Varios de los corredores habían oído la pelea y había separado a Carlos y Antonio que empezaban a serenarse…. Un encargado de la seguridad del parque también hacia acto de presencia pero al ver que lo mío no revestía gravedad solo intento aplacar los ánimos de Carlos y Antonio que se dirigían profundas miradas de ira.
Busque con la mirada a Maria, pero al no encontrarla le pregunte a Laura, me contó que nada mas aparecer las otras personas ella había huido llorando hacia el bosque. Con el paso de los minutos todos se marcharon. Laura me acompaño a mi a casa. En el camino no pude evitar preguntar quien habría contado a Carlos lo de Maria y Antonio….
-Mucha gente les habrá visto día tras día….-comento Laura cabizbaja- Pudo haber sido cualquiera.
-A ti no te importa que te bese en público ¿verdad? –pregunto Jocoso-
Ella como respuesta me dio un largo beso, que sufrí aguantado el dolor de la mandíbula…