Abrí la carpeta y releí el corto informe una vez más. Los hechos habían empezado tras una llamada anónima al servicio médico, éstos al llegar encontraron a un varón de 40 años muerto, en su apartamento, por un aparente accidente doméstico. Junto a él se halló una mujer de treinta y cinco años con los claros signos de estar bajo alguna droga de dominación, respondía a preguntas sencillas pero bajo evidente influjo de una profunda modificación del comportamiento.
Bajé la pequeña pantalla y la observé, sentada en la silla, inmóvil. Su pecho apenas daba signos de su respiración. Cumplía todos los preceptos de una esclava por drogas de comportamiento, maldito invento que lograba suprimir toda incentiva propia y convertía al consumidor en un esclavo funcional.
Cierto que en su versión comercial fue y es una ayuda imprescindible en numerosos casos de afectados de psicosis y casos similares para evitar que desemboquen en impulsos violentos y los afectados pudiesen optar por una vida normal. ¿Pero el precio merecía la pena?
Lo sabía bien, había dedicado buena parte de mi vida al estudio y tratamiento de este fenómeno, encontraba fascinante como se había creado un verdadero submundo clandestino, lleno de normas y una cultura propia, donde los esclavos enseñados y amaestrados se intercambiaban y vendían con impunidad según un baremo casi clónico al pedrigí canino.
La habían educado bien, su m
irada no temblaba ante un extraño y su gesto estaba inmóvil esperando una orden, no se movería hasta recibirla, así eran enseñados.
-Me pregunto cuanto le costó amaestrarte tan bien, cuánto tiempo llevarías con él… ¿te secuestró el mismo? ¿Te compró a otro?... -le pregunté al aire, me ayudaba hacerlo aunque ellos nunca contestasen- parece que a la policía le cuesta encontrar tu identidad, aunque creen que podrías haber sido su vecina, desaparecida desde hace años en su anterior edificio. Aun no están seguros y a un muerto no se le puede preguntar…-
Alzó los ojos, me miróm sus labios temblaron.
-¿Ha… ha... muerto? –musitó-. ¿Mi maestro...?
La miré sorprendido. “¿Un comentario autónomo?” Imposible, no le había hecho ninguna pregunta directa, reabrí el informe y comprobé el examen de sangre al que la habían sometido tras encontrarla, ahí estaba la sustancia, una alta dosis de HQ-23, una de las drogas mas potentes… ¿Cómo podía incluso razonar?
-Por favor… digame… ¿Carlo ha muerto de verdad? –preguntó una vez más mientras su rostro cambiaba gradualmente de la impasibilidad al del puro dolor.
-Sí… los médicos intentaron reanimarle pero fue inútil, había perdido mucha sangre; ¿tú fuiste quien los llamaste verdad? –até cabos.
-…el maestro cayó y se golpeó la cabeza… es culpa mía… estaba enfadado por que no era una buena esclava… es culpa mía… culpa mía… -su rostro se rompió y las lagrimas brotaron imparables-. Tenía que ser mejor… tenía que serlo para él… he fallado he fallado...-
Observé cómo lloraba sin moverme, era algo absolutamente nuevo para mí y me atrevía a imaginar que para cuaquiera. Llevaba casi dos décadas tratando a ex-esclavos de las drogas, pero jamás había observado una reacción semejante. ¿Podía ser una excepción o quizás…?
-Eres inmune a las drogas ¿verdad? –le pregunté directo cerrando el informe- Existen algunas personas que lo son… pero entonces, ¿por qué...? ¡Podías haber huido en miles de localizaciones!-
-Amaba a mi maestro… aún lo amo… era bueno conmigo… me acogió cuando nadie más lo quiso y me dio un hogar… un hogar con mi maestro… él me quería... fue el primero que me quiso... -musitó con el rostro entre las rodillas- Al principio, los caramelos del Maestro me hacían olvidarme de cosas y me hacían muy feliz, pero poco a poco desapareció la sensación… aunque el maestro me diese muchas más pastillas no volví a sentirme así… con el tiempo incluso dejó de dolerme cuando las tomaba.
-Pero cuando las drogas no te hacían ya efecto, ¿por qué no escapaste? -pregunté desconcertado-si él creía que estabas bajo su dominio...-
-No quería escapar... porque amaba a mi maestro… ¡lo era todo para mí!… ¿Qué había fuera para mí?... aprendí a fingir… cumplía todo lo que me pedía…fuese lo que fuese… mi amo era feliz entonces… me cuidaba y me sonreía todos los días… era feliz… Muy feliz…
-¿Y nunca se lo dijiste?.. ¿Nunca le confesaste que las drogas no te hacían efecto?
-No… pensé que me odiaría… me repudiaría si lo supiera... yo era su muñeca.. yo era su muñeca preferida… -se abrazó y lloro de nuevo-. Maestro...
Marqué un código en la consola de la mesa y en unos segundos los uniformados se llevaron a la mujer para ser conducida al hospital psiquiátrico donde recibiría un tratamiento que ahora sabía sería por completo inutil.
Ante el informe me quedé pensativo... finalmente rellené.
"Origen del trastorno mental en una dominación por droga placebo dado la sorprendente inmunidad a las drogas usadas en ellas, finalmente estaba bajo los efectos de la primera de las drogas.. la mas elemental... la conocida como "amor".
P.D. Soy un romantico empedernido... lo se...