Sin hacer nada

Un día como otro cualquiera, se levantó Marta, eran las 7 que como siempre llegaban con prisa y sin pausa, en la oscuridad diluida del amanecer, la misma monotonía durante diez años, largos e indistintos.Comenzó a los 25 una prometedora carrera incumplida en una empresa de cuyo nombre no quiero acordarme. Así fueron pasando los años en una sensación de vivir siempre el mismo día una y otra vez.Sin alicientes, sin una vida feliz, mejor dicho sin vida.Cada día se levantaba con menos fuerza y con más apatía. Ya no tenía sentimientos.Ya no se emocionaba ni con los llantos de otros, tan frecuentes en televisión. En resumen, sentía pena de si misma.Así que un viernes oscuro y mustio pensó que el día habia llegao para hacer algo.El viernes suponía para Marta una muerte semanal pues su vida social se reducía a un reducido circulo de amigos y a unas ocasionales visitas a un bar llamado El olvido.Así que se despidió
del alegre conserje que presidía con muchas irregularidades la entrada del edificio donde la empresa tenía su sede. "me chocaré contra otro coche en la autopista" pensó "pues no quiero morir sola".Así pues se dispusó a emprender su odisea hacia la autopista. Arrancó y el coche sonó como un león herido. El coche se puso en marcha y comenzo su cortejo funebre hacia la autopista. En su camino Marta no pensaba en nada y en todo y se sorprendió de que su vida no pasara por su mente, pero de repente la suerte, mala o buena, depende de para quién hizo que el coche muriera en medio de la carretera, en medio de la jungla urbana. Los coches que iban detrás del difunto gritaban y esas voces comenzaron a entrar por la ventanilla , hicieron que la determinación de Marta se fuera diluyendo en un mar de inseguridad, dudas y resignación.Otra vez se sintió tonta. Y se quedó petrificada, inmóvil,como muerta, sin hacer nada.
0 respuestas