Había una vez un monstruo sin personalidad.
Conforme los hechos pasaban iba adoptando diversas formas.
Hasta que se dio cuenta de que había olvidado su forma de reirse.
Pasaron los años y no hizo nada para evitarlo.
Se fue alejando de todo cuanto le rodeaba e ideó su propio mundo.
Era incapaz de recordar un sólo instante de felicidad.
El monstruo creció y creció...pensó y pensó.
Tenía gente a su alrededor pero no veía nada.
Sólo un oscuro sendero que no quería dejar.
El monstruo decidió confiar para dar un giro a las cosas.
Pero fue traicionado una y otra vez.
Unas por su culpa....otras por puro interés.
Cuando juró no confiar nunca más...
La luz apareció delante de él.
Por fin iba forjando su personalidad.
Pero un día la luz se desvaneció
Tiempo.....Tiempo.....Tiempo....
El monstruo se preguntó por enésima vez:
"¿Quién soy yo?"
Tenía la respuesta enfrente de sus ojos ,
unos ojos cada día más apagados.
Y decidió esperar tratando de hacer feliz a la luz.
Al fin y al cabo...¿Quién desea estar con un monstruo?